The Florida Panthers celebrate together on the ice after winning Game Six of the 2025 Stanley Cup Final between the Edmonton Oilers and the Florida Panthers at Amerant Bank Arena on June 17, 2025 in Sunrise, Florida. The Panthers won the Stanley Cup Final series 4-2. (Photo by Brian Babineau/NHLI via Getty Images)

Para ganar dos campeonatos consecutivos y participar en tres Finales de la Stanley Cup en fila, se necesita que una enormidad de factores engranen al mismo tiempo. Sin embargo, puede que para los Florida Panthers, el aspecto físico haya sido uno de los puntos más importantes en la dinastía que están formando en el Sur de Florida.

Ahora, cuando salgan en busca de un tricampeonato en la campaña 2025-26, cuando tengan que batallar sin dos de sus pilares por buena parte del año —con Matthew Tkachuk fuera hasta al menos diciembre y el capitán Aleksander Barkov en duda incluso para volver en algún punto de la temporada— esa fortaleza física que pueda aportar el colectivo del grupo dirigido por Paul Maurice, será más importante que nunca para mantener el nivel élite en Sunrise.

Dicho esto, y desde el punto de vista del resto de la liga, se encuentra una pregunta estratégica fundamental, sabiendo que el éxito de los Panthers se ha construido sobre una base de agresividad abrumadora y estructurada. Esto plantea un dilema para el resto de la liga: para detener el tricampeonato, ¿se debe igualar la brutalidad de Florida en su propio juego, o existe un camino más sutil hacia la victoria?

La piedra angular de la identidad de los Panthers es la filosofía inculcada por el entrenador Paul Maurice: hacer que el agotador estilo del hockey de postemporada sea el estándar operativo diario del equipo.

Florida Panthers win the Stanley Cup

El defensa Niko Mikkola lo resume diciendo que Maurice "se encarga de que los muchachos estén dispuestos a hacer lo que tenemos que hacer para ganar los juegos".

El inmenso desgaste físico de este estilo no se considera una debilidad, sino una característica calculada. Mikkola reconoce abiertamente el peaje:
“Es duro para el cuerpo disputar 82 partidos al estilo de los playoffs cada noche. Va a haber altibajos”. Esos "altibajos" son períodos necesarios de conservación de energía, lo que les permite encontrar una "marcha extra" en los playoffs.

La agresividad de Florida es estadísticamente innegable. Son uno de los únicos tres campeones desde 2005-06 en liderar la liga en golpes tanto en la temporada regular como en los playoffs, y lo han logrado en sus dos años de campeonato. La ausencia de Barkov y Tkachuk, ambos entre los 10 jugadores con más golpes propinados del equipo, pondrá a prueba la profundidad de ese sistema.

El dominio de los Panthers ha forzado a la liga a una encrucijada estratégica, dividiendo las opiniones sobre cómo derrotarlos. Una de las filosofías, que pudiera llamarse la "Doctrina Moser", aboga por la disciplina y la confianza en el propio sistema.

“No creo que puedas simplemente decir, ‘Oh, solo tenemos que golpearlos más y luego ganar’”, argumenta el defensa del Tampa Bay Lightning, JJ Moser. “Tienes que jugar con tus fortalezas... no dejarte arrastrar demasiado a su juego”. Esta estrategia se centra en desarmar el forecheck de los Panthers con velocidad y salidas de zona rápidas y precisas.

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La confianza de Moser subraya la creencia de que un equipo hábil puede competir si se mantiene fiel a su plan. “Sientes lo cerca que estás; te das cuenta de que estás justo a su nivel”, afirma. “Si vences a Florida en la primera ronda, realmente no tienes que temerle a nadie”.

En el otro extremo del espectro está la "Teoría de la Replicación" de Rasmus Sandin, de los Washington Capitals. Su visión sugiere que la única respuesta a la fuerza es una fuerza igual o mayor.

“Creo que más y más equipos van a hacer lo mismo ahora; van a intentar tomar esa receta ganadora”, opina el defensor. “La agresividad siempre es una gran parte para sacar a la gente de su juego... estoy seguro de que [igualar] eso también será una clave para tener éxito contra ellos”.

Esta teoría propone que para vencer a los Panthers, un equipo debe reflejar su modelo de cuatro líneas profundas y un sistema de alta presión, librando una guerra de desgaste propia.

Desde el trono, la perspectiva de los campeones es clara. El centro Anton Lundell confirma la tesis de que la dificultad aumenta con cada título. “Se vuelve más difícil”, admite. “Lo vimos el año pasado, todo el mundo quiere vencernos... y anticipo que este año sea aún más difícil”.

Esta presión externa es el peso de la corona, un sentimiento que resuena en toda la liga. “Son definitivamente el equipo a vencer”, afirma el defensa de los Boston Bruins, Hampus Lindholm. “Hay otros equipos que quieren robarles la corona”.

A pesar del desafío monumental que se avecina, la confianza dentro del vestidor de los Panthers permanece intacta, forjada tras dos carreras consecutivas hacia la Copa.

“Pero creo que estamos listos para ello”, concluye Lundell. “Vamos a enfrentar nuevos desafíos... pero como grupo, encontraremos la manera de superar esos obstáculos”.

El legado de los Florida Panthers está en juego. Su búsqueda de un tricampeonato en la era del tope salarial es una prueba tanto para su sistema como para su resiliencia. La próxima temporada revelará si su protocolo de dominio físico puede resistir las bajas de sus estrellas y el asedio de una liga entera que busca desesperadamente el antídoto.

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