En los siguientes días, NHL/es proveerá un resumen abordando lo más relevante de la temporada de algunos de los jugadores más destacados de la liga. Hoy toca el turno a Leon Draisaitl.
Jugar al lado de un jugador generacional puede llegar a ser contraproducente. En ocasiones, parecería que no importa lo que haces, siempre estarás en las sombras de la figura principal. Sin embargo, en los Edmonton Oilers se vive un caso diferente.
Si bien Connor McDavid es visto como uno de los jugadores más talentosos de la presente generación, Leon Draisaitl brilla con su luz propia, estando consolidado como una de las figuras más prominentes de la NHL en la actualidad.
Con eso en mente, llega el momento de ofrecer una mirada a lo hecho por el delantero en la temporada 2024-25, que a pesar de volverse a quedar corto por segundo año consecutivo en la Final de la Stanley Cup ante los mismos rivales, los Florida Panthers, Draisaitl tuvo un año memorable.
La campaña 2024-25 no fue simplemente otra temporada de 100 puntos para el coloso alemán. Fue el año en que silenció permanentemente cualquier duda sobre su lugar en el panteón del hockey, consolidándose como el jugador más decisivo de la liga en los momentos de mayor presión y completando su transformación en uno de los jugadores de dos vías más formidables del juego.
La base de su histórica temporada se construyó sobre una campaña regular en la que su capacidad para anotar goles alcanzó un nuevo nivel. Su conquista del Trofeo Maurice "Rocket" Richard no fue producto de la suerte, sino una clase magistral de eficiencia letal. Logró la asombrosa cifra de 52 goles en apenas 71 partidos, un ritmo que lo proyectaba a 60 tantos en una temporada completa, convirtiéndose en el único jugador de toda la NHL en alcanzar la marca de los 50.























