Leon Draisaitl #29 of the Edmonton Oilers hits the ice for the pre-game warm up against the Florida Panthers in Game Five of the 2025 Stanley Cup Final at Rogers Place on June 14, 2025 in Edmonton, Alberta, Canada. (Photo by Andy Devlin/NHLI via Getty Images)

En los siguientes días, NHL/es proveerá un resumen abordando lo más relevante de la temporada de algunos de los jugadores más destacados de la liga. Hoy toca el turno a Leon Draisaitl.

Jugar al lado de un jugador generacional puede llegar a ser contraproducente. En ocasiones, parecería que no importa lo que haces, siempre estarás en las sombras de la figura principal. Sin embargo, en los Edmonton Oilers se vive un caso diferente.

Si bien Connor McDavid es visto como uno de los jugadores más talentosos de la presente generación, Leon Draisaitl brilla con su luz propia, estando consolidado como una de las figuras más prominentes de la NHL en la actualidad.

Con eso en mente, llega el momento de ofrecer una mirada a lo hecho por el delantero en la temporada 2024-25, que a pesar de volverse a quedar corto por segundo año consecutivo en la Final de la Stanley Cup ante los mismos rivales, los Florida Panthers, Draisaitl tuvo un año memorable.

La campaña 2024-25 no fue simplemente otra temporada de 100 puntos para el coloso alemán. Fue el año en que silenció permanentemente cualquier duda sobre su lugar en el panteón del hockey, consolidándose como el jugador más decisivo de la liga en los momentos de mayor presión y completando su transformación en uno de los jugadores de dos vías más formidables del juego.

La base de su histórica temporada se construyó sobre una campaña regular en la que su capacidad para anotar goles alcanzó un nuevo nivel. Su conquista del Trofeo Maurice "Rocket" Richard no fue producto de la suerte, sino una clase magistral de eficiencia letal. Logró la asombrosa cifra de 52 goles en apenas 71 partidos, un ritmo que lo proyectaba a 60 tantos en una temporada completa, convirtiéndose en el único jugador de toda la NHL en alcanzar la marca de los 50.

Golazos de Draisaitl en la 2024-25

Además, lo hizo con un porcentaje de tiro de élite del 21.7%, una cifra que habla de una asombrosa capacidad para capitalizar sus oportunidades con precisión quirúrgica.

Quizás el desarrollo más significativo de la temporada de Draisaitl fue la fusión de su ofensiva de élite con un juego defensivo igualmente dominante. Ganar el trofeo al máximo goleador y, al mismo tiempo, terminar en sexto lugar en la votación para el Trofeo Frank J. Selke como el mejor delantero defensivo de la liga, es un logro excepcionalmente raro que lo coloca en una categoría exclusiva.

Esta evolución no pasó desapercibida para su entrenador, Kris Knoblauch, quien elogió abiertamente el compromiso defensivo de Draisaitl, llegando a decir que utiliza videos de su forma de defender de espalda como material de enseñanza para el resto del equipo. Esta temporada, Draisaitl desmanteló por completo la percepción de que era un especialista ofensivo.

Si la temporada regular fue una demostración de dominio, los Playoffs de la Stanley Cup 2025 fueron donde Draisaitl grabó su nombre en los libros de récords y se ganó la reputación de oportuno.

En 22 partidos, acumuló 33 unidades, empatando con McDavid en el liderato de anotación de la postemporada. Pero su hazaña más memorable fue su habilidad sin precedentes para decidir partidos en tiempo extra. Draisaitl estableció un nuevo récord de la NHL al anotar cuatro goles en tiempos adicionales en una sola postemporada, dos de ellos en el escenario más grande de todos: la Final de la Stanley Cup.
Todo esto, mientras superaba lesiones sufridas al final de la campaña regular, elevando sus logros de impresionantes a legendarios.

Más allá de los números, su liderazgo directo y sin adornos se hizo sentir. Es conocido por su franqueza, una cualidad que él mismo atribuye a su herencia alemana, y no duda en exigir un estándar más alto tanto de sí mismo como de sus compañeros. Además, demostró una de las cualidades que define a los jugadores de élite: la capacidad de hacer mejores a quienes lo rodean. Pasó gran parte del año centrando una línea con jugadores como Vasily Podkolzin y Kasperi Kapanen, quienes bajo su tutela encontraron un nivel de productividad que superó todas las expectativas.

La campaña 2024-25 de Draisaitl será recordada como una de las mejores actuaciones individuales de los últimos años. Su victoria en los premios ESPY como Mejor Jugador de la NHL, un galardón que su compañero McDavid había ganado en los tres años anteriores, fue un reconocimiento a nivel mundial de que él también es una superestrella por derecho propio, una fuerza co-igual que salió de cualquier sombra percibida.

Y aunque el objetivo final de la Stanley Cup se le volvió a escapar, su temporada no fue un premio de consolación. Fue una declaración de intenciones, un nuevo estándar de excelencia personal que ahora sirve como la base para el único logro que le queda por conquistar.

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