“Tenemos que asegurarnos de aprovechar nuestra velocidad y minimizar la de ellos”, explicó. “Será una batalla, pero mucho del juego se definirá en la transición”.
Estados Unidos también cuenta con patinadores veloces como Jack Eichel, Matthew Tkachuk y Adam Fox, por lo que la capacidad de Canadá para imponer su ritmo será determinante en el desarrollo del partido.
Si Canadá quiere recuperar el dominio ante su eterno rival, necesitará de sus mejores jugadores en su mejor nivel. Entre ellos, McDavid, quien ha demostrado en el torneo por qué es considerado por muchos como el mejor del mundo.
“Estoy realmente emocionado por esto”, expresó. “Es una gran oportunidad para hacer que nuestro país se sienta orgulloso. Ha pasado mucho tiempo sin un torneo como este, y ahora nos toca aprovecharlo”.
McDavid, MacKinnon y Sidney Crosby forman un núcleo de ataque que pocas veces se ha visto junto en un torneo internacional. MacKinnon confía plenamente en el instinto de McDavid en el hielo.
“Lo que sea que Connor piense que debe hacer, lo hará. No te conviertes en el mejor del mundo sin grandes instintos”, afirmó el delantero de los Avalanche. La combinación de experiencia y talento puro que posee Canadá es una de sus mayores fortalezas, y la presencia de Crosby como líder dentro y fuera del hielo puede ser un factor decisivo en la final.
Para Crosby, quien ha estado en innumerables partidos de alto calibre, representar a Canadá en una final es un orgullo.
“Somos un país con mucho orgullo por el hockey. La gente tiene grandes expectativas, y esperamos ser un equipo que lo represente bien. Queremos salir ahí y encontrar la manera de ganar para ellos”. El tres veces campeón de la Stanley Cup y autor del “Golden Goal” en los Juegos Olímpicos de 2010 sabe lo que significa jugar este tipo de partidos y lo que se necesita para ganarlos.
McDavid, por su parte, ve similitudes entre este partido y un Juego 7 en la NHL: “Acabamos de jugar un partido similar el lunes, en el que no había margen de error y logramos sacarlo adelante. Creo que haber estado en esa situación nos prepara mejor para este momento”.
Canadá tuvo que superar un desafío complicado en su último partido de la fase de grupos ante Finlandia, una situación en la que no podía permitirse una derrota. Para MacKinnon, ese fue un momento de presión que reforzó al equipo. “Sabíamos que si ganábamos, estaríamos en buena posición. Logramos lo que necesitábamos y ahora tenemos otra oportunidad ante Estados Unidos”.
El técnico Jon Cooper ha resaltado cómo este grupo ha sido capaz de poner los egos a un lado para formar un equipo cohesionado.
“Los mejores líderes saben cómo hacerlo”, afirmó. “He visto jugadores que acaparan los reflectores, pero aquí nadie lo ha hecho. Eso es liderazgo. Eso es lo que une al equipo”, comentó Cooper, quien ha dirigido con éxito al Tampa Bay Lightning y busca añadir un título internacional a su carrera.
El jueves, la historia de la rivalidad más grande del hockey internacional escribirá un nuevo capítulo. Canadá tiene el talento, la experiencia y la motivación para quedarse con el trofeo, pero la ejecución y la química colectiva serán claves en un partido donde cada detalle cuenta. Si sus estrellas logran brillar en conjunto, podrían estar levantando el título en el TD Garden, consolidando una vez más su estatus como potencia del hockey mundial.