Para fortuna de ellos, todo su núcleo regresó, encabezado por el dúo estelar de Connor McDavid y Leon Draisaitl, quienes, con 28 y 29 años de edad respectivamente, estaban en el apogeo de su carrera.
Pese al impulso de querer saldar cuentas pendientes, Edmonton comenzó mal la campaña, registrando un récord de 6-7-1 en sus primeros 14 partidos. Sin embargo, en diciembre el equipo despertó. Tuvieron una marca de 8-3-1.
McDavid siguió siendo muy productivo. Llegó a los 100 puntos por quinta ocasión consecutiva y octava desde que entró a la NHL en 2015. No obstante, de acuerdo con sus propios estándares, sus números estuvieron a la baja: colectó 26 goles y 74 asistencias. Su cifra de goles fue la más baja desde su temporada de novato en 2015-16, cuando marcó 16 tantos. En cuanto a puntos, fue su cifra más baja desde 2019-20, cuando registró 97 unidades en una temporada abreviada por la pandemia.
Por su parte, Draisaitl estuvo en su mejor momento. El alemán registró su cuarta temporada con al menos 50 goles. Sus 52 tantos en total lo llevaron a conquistar el primer Maurice "Rocket" Richard Trophy —el premio al máximo goleador de la temporada— de su carrera.
Edmonton clasificó a los Playoffs de la Stanley Cup en el tercer lugar de la División del Pacífico con una marca de 48-29-5 y 101 puntos. Pero entraron a la postemporada en medio de muchas dudas, pues el equipo parecía un hospital debido a las lesiones. McDavid se perdió juegos cerca del cierre de la temporada regular, y Draisaitl, Mattias Ekholm, Zach Hyman, Trent Frederic y Jake Walman no estuvieron disponibles.
En la Primera Ronda de los Playoffs, se enfrentaron a los LA Kings por cuarta postemporada consecutiva. Edmonton había eliminado al conjunto angelino en sus tres citas previas, pero en esta ocasión parecía que las cosas serían distintas. Los Oilers perdieron los primeros dos juegos de la serie. Sin embargo, se levantaron para ligar cuatro triunfos y avanzar.
En las siguientes dos rondas, los Oilers se midieron a dos fuertes candidatos al título, los Vegas Golden Knights y Dallas Stars, y sufrieron menos que contra Los Angeles. Eliminaron a Vegas y Dallas en cinco partidos. Todo pintaba para que los Oilers finalmente pudieran levantar su primera Copa desde 1990 y que McDavid lograra el único gran premio de la NHL que le faltaba.