Tras meter el disco en la red, Ovechkin, de 39 años, patinó hacia la línea azul, y con el rostro cubierto de felicidad pura, celebró tirándose un clavado, deslizándose sobre el hielo. Sus compañeros luego lo levantaron para abrazarlo en un momento de júbilo y gloria. La afición rival se dejó llevar por la magia y desató un grito colectivo de “¡Ovi, Ovi, Ovi!” que retumbó fuertemente en las paredes del inmueble.
"Como siempre he dicho, esto es un deporte en equipo. Y sin mis compañeros, toda la organización, los aficionados, los fisioterapeutas, los entrenadores... nunca estaría aquí y, obviamente, nunca habría superado al gran Wayne”, exclamó Ovechkin durante una ceremonia que se llevó a cabo sobre el hielo justo después del gol para conmemorar su hazaña. “Así que, muchachos, muchísimas gracias. Los quiero muchísimo... Lo hicimos, muchachos. Lo hicimos”.
Tal y como lo hizo el viernes en Washington, cuando Ovechkin marcó sus goles número 853 y 854 para empatar la mítica marca, Gretzky estuvo presente para ver al goleador ruso rebasarlo. Con mucha nobleza, la leyenda elogió al hombre que lo derrocó como el máximo goleador de la NHL.
“Fue un honor para mí tener el récord de goles de la National Hockey League durante las últimas tres décadas. Ahora me llena de alegría pasarle ese honor a un hombre que verdaderamente nació para meter el puck en la red y que ha jugado nuestro deporte con una pasión y una fuerza extraordinarias. Siempre estaré agradecido por la manera en que mi ídolo, Gordie Howe, me felicitó cuando rompí su récord en 1994. Y me emociona haber podido estar presente para compartir este momento contigo, Alex, ahora que eres el máximo goleador en la historia de la NHL”.
Pese a que muchos pensaban que su cifra de 894 goles jamás iba a ser superada, Gretzky, quien fue dueño del récord por 31 años, siente que, en cuanto a la marca de Ovechkin, probablemente no será rebasada. Puede que tenga mucha razón.
En este momento, el jugador en activo más cercano al récord de Ovechkin es Sidney Crosby, de los Pittsburgh Penguins. Con 37 años, está a una distancia considerable con 622 goles en 1,347 partidos. Le sigue Steven Stamkos, de los Nashville Predators, con 579 goles en 1,158 juegos. Él cuenta con 35 años de edad.
“Le deseo lo mejor a los Islanders y a los aficionados de Nueva York, pero hoy estamos aquí para celebrar a este hombre, el número 8”, contó Gretzky. “Puedo decirles de primera mano lo difícil que es llegar a 894. Llegar a 895 es algo realmente especial. Mis felicitaciones no solo para Alex, sino también para su mamá y su papá, su familia, su esposa y sus hijos. Cuando rompí el récord, mis dos hijos tenían más o menos la edad de los suyos, así que para mí es algo nostálgico, y estoy muy feliz de que dos de mis hijos estén aquí esta noche. Pero no hay nada mejor que la National Hockey League. Dicen que los récords están para romperse, pero no estoy tan seguro de que alguien vaya a superar esa cifra. Es el mejor deporte del mundo”.