Scott Gomez #19 of the New York Rangers looks on before a face off against the Boston Bruins on January 31, 2009 at the TD Banknorth Garden in Boston, Massachusetts. The Bruins shut out the New York Rangers 1-0. (Photo by Elsa/Getty Images)

La ceremonia de inducción al Salón de la Fama del Hockey de los Estados Unidos del 2025 es el 10 de diciembre. La clase de este año incluye a Joe Pavelski, Zach Parise, Scott Gómez, Tara Mounsey y Bruce Bennett. A continuación, el escritor senior de NHL.com, Tom Gulitti, presenta un perfil de Gómez.

El recuerdo favorito de Scott Gómez con USA Hockey se originó con la Copa del Mundo de Hockey del 1996.

Gómez tenía 16 años en ese momento y estaba con el South Surrey de la British Columbia Hockey League para un juego de exhibición en Hope, Columbia Británica. Sin embargo, no jugaba esa noche, así que él y otro compañero de equipo nacido en Estados Unidos vieron el partido decisivo de la Copa del Mundo por televisión. Estados Unidos derrotó a Canadá 5-2 para ganar un torneo de "lo mejor contra lo mejor" por primera vez.

"Nos volvimos locos", recordó Gómez. "Eso de ahí, ese fue nuestro momento de 1980. Eso nos llevó a otro nivel, significando que somos los mejores en cuanto a estadounidenses. En ese grupo estaban nuestros ídolos".

Avanzando a la Copa del Mundo de Hockey del 2004, Gómez, quien para entonces ya era dos veces ganador de la Stanley Cup con los New Jersey Devils, se encontró jugando junto a muchos de sus héroes del equipo de Estados Unidos de 1996.

Claude Lemieux #22 of the New Jersey Devils and Scott Gomez celebrate with the Stanley Cup Trophy after winning the 2000 Stanley Cup Finals game against the Dallas Stars at Reunion Arena on June 10, 2000 in Dallas, Texas. (Photo by: Jim McIsaac/Getty Images)

"Ni siquiera puedo explicar lo que fue estar en una habitación con Billy Guerin y Tony Amonte, Brett Hull, Brian Leetch, Chris Chelios, Mike Modano, Keith Tkachuk, Dougie Weight", comentó Gómez. "Simplemente la forma en que esos muchachos se comportaban entre ellos, porque prácticamente crecieron juntos, fue el momento de mi vida.

"Todavía uno de los mejores momentos que he tenido fue estar con esos chicos".

Gómez estará nuevamente en compañía de sus ídolos del equipo de la Copa del Mundo de 1996 cuando se una a ellos en el Salón de la Fama del Hockey de los Estados Unidos. El delantero, quien cumplirá 46 años el 23 de diciembre, será exaltado junto con el resto de la clase del 2025 —su ex compañero de los Devils Zach Parise, su ex compañero de los San José Sharks Joe Pavelski, la destacada jugadora Tara Mounsey y el fotógrafo Bruce Bennett— en una cena y ceremonia en St. Paul, Minnesota, el 10 de diciembre.
Recibir la llamada de que había sido votado para ingresar hizo que Gómez pensara en su primer campamento de USA Hockey en St. Cloud, Minnesota, para el equipo selecto sub-16. Fue allí donde un delantero de pases elegantes y patinaje extraño de Anchorage, Alaska, con herencia mexicano-colombiana, vio por primera vez cómo se comparaba contra los mejores jugadores de su edad de todo el país.

"Ahí fue donde todo comenzó", dijo Gómez. "Era lo mejor de lo mejor y ¿dónde encajas tú? Es curioso cómo funcionan esos campamentos porque todos pasan de, '¿Quién es ese tipo?' y para el final de eso era, 'Este muchacho de Alaska, este chico mexicano con los pies hacia adentro', yo estaba justo ahí arriba. Literalmente te lleva a otro nivel.

"Ves dónde estás y sigues avanzando desde ahí cada año con las selecciones nacionales, lográndolo".

Gómez pasó a representar a EE. UU. en el Campeonato Mundial Juvenil de la IIHF de 1998 y 1999 y en los Juegos Olímpicos de Turín de 2006, además de su experiencia en la Copa del Mundo de 2004. Seleccionado por los Devils en el puesto número 27 en el Draft de la NHL de 1998, Gómez jugó 16 temporadas en la NHL con los Devils, New York Rangers, Montreal Canadiens, Sharks, Florida Panthers, St. Louis Blues y Ottawa Senators, y sumó 756 puntos (181 goles, 575 asistencias) en 1,079 partidos de temporada regular.

Se convirtió en el primer latino en ganar el Trofeo Calder, votado como el mejor novato de la NHL, en la campaña 1999-2000, cuando lideró a los jugadores de primer año con 70 puntos (19 goles, 51 asistencias) en 82 partidos. Los Devils llegaron a la Final de la Stanley Cup en tres de sus primeras cuatro temporadas en la NHL, ganando la Copa en el 2000 y 2003 y perdiendo ante el Colorado Avalanche en el 2001. Terminó su carrera con 101 puntos (29 goles, 72 asistencias) en 149 encuentros de los Playoffs de la Stanley Cup.

"Llevaba el disco a través del centro del hielo tan bien como cualquiera", comentó el gerente general de los Devils, Lou Lamoriello, quien fue incluido en el Salón de la Fama del Hockey en el 2009 y en el Salón de la Fama del Hockey de EE. UU. en el 2012. "Era muy engañoso con la forma en que patinaba. Parecía que su patinaje no era perfecto, pero era más engañoso de lo que podrías imaginar, especialmente en el Power Play. Él pasaba y luego, por supuesto, en el Power Play, su sentido del hockey y su creatividad, sabía cómo colocar un pase".

Brian Gionta, exaltado en el 2019 al Salón de la Fama del Hockey de EE. UU., conoció a Gómez en ese campamento U16 en 1996 y se benefició de las habilidades de pase de Gómez en varias paradas a lo largo de sus carreras con USA Hockey, Nueva Jersey y Montreal. Jugando en una línea con Gómez y Patrik Elias, Gionta anotó 48 tantos en la campaña 2005-06 para establecer el récord de una sola temporada de los Devils.

Scott Gomez #23 of the New Jersey Devils celebrates his first-period goal with teammates Brian Gionta #14 and Patrik Elias #26 against the Ottawa Senators during Game Five of the 2007 Eastern Conference Semifinals at the Continental Airlines Arena in the Meadowlands on May 5, 2007 in East Rutherford, New Jersey. (Photo by Jim McIsaac/Getty Images)

"El clásico 'Gomer' era él viniendo a través de la zona neutral, con la cabeza levantada y simplemente haciendo movimientos de cadera y luego distribuyendo desde ahí", indicó Gionta. "En eso era el mejor, y creo que estaba adelantado a esa generación actual donde ves que sucede más a menudo. Yo quería llegar a los lugares para anotar goles y, básicamente, para mí era: '¿Cómo igualo su velocidad para recibir el disco donde lo quiero?'
"Siempre estaba tratando de encontrar lugares para que él me encontrara. Por eso funcionaba. Él era un pasador y yo quería ser el tirador".

Durante una era en la que Nueva Jersey era conocida por su defensa, Gómez fue una pieza clave en una ofensiva subestimada que fue segunda en la NHL en goles en 1999-2000 (251) y lideró la Liga en 2000-01 (295). Alexander Mogilny fue sexto en la NHL con 43 goles jugando en la línea de Gómez en 2000-01, y Elias empató en el cuarto lugar con 38 tantos jugando con Gómez en 2003-04, cuando Gómez empató en el liderato de la liga con 56 asistencias, el máximo de su carrera.

Gionta fue sexto en la liga en goles en 2005-06, cuando además de tener 51 asistencias, Gómez estableció marcas personales con 33 goles y 84 puntos.

"Creo que un goleador disfrutaría con un jugador como Scotty porque él retenía el disco, y luego todo lo que tenías que hacer era ponerte en el lugar correcto y él encontraría la manera de hacerte llegar el disco", subrayó Lamoriello. "Él era un pasador; no era un tirador. Pero podía atraer a los jugadores hacia él y crear huecos y oportunidades, y eso lo hacía muy bien".

Gómez también aportó una gran confianza —y algo de humor alegre— a un equipo lleno de futuros miembros del Salón de la Fama del Hockey como Mogilny (inducido este año), el portero Martin Brodeur y los defensas Scott Stevens y Scott Niedermayer. La confianza de Gómez fue evidente durante su primera interacción con Lamoriello, unos seis meses antes de que los Devils lo seleccionaran en el Draft.

Mientras estaba en el campamento de entrenamiento de cara al Campeonato Mundial Juvenil de 1998 en Hackensack, Nueva Jersey, Gómez y el resto del equipo de EE. UU. asistieron a un juego de los Devils contra los Rangers en la cercana East Rutherford. Algunos de los jugadores fueron invitados a la oficina de Lamoriello para ver su anillo de la Stanley Cup de 1995.

Al entrar a la oficina antes de que llegara Lamoriello, Gómez y sus compañeros no pudieron evitar notar las pizarras blancas que mostraban el organigrama de profundidad de los Devils, incluida una lista de sus mejores prospectos.

"Alguien dijo: 'Oye, te daré 20 dólares si pones tu nombre ahí'", contó Gómez. "Yo dije: 'Está bien'. Así que subí y puse Gómez en la lista. Luego, Lou entra y habla con nosotros y al final dice: '¿Alguien tiene más preguntas?' Yo digo: 'Sí, yo tengo'. Y me volví y dije: '¿Por qué mi nombre está tan bajo en esta lista? Soy mejor que todos estos chicos'".

Gómez reconoció: "Nunca hubiera hecho eso", si hubiera conocido la reputación severa de Lamoriello, y señaló que los oficiales de USA Hockey en la habitación no estaban contentos.

"Todos estaban esperando que Lou hiciera algo", recordó Gómez. "Y Lou estaba como: 'Hay algo diferente en ese muchacho'".

"Esa es una historia real, absolutamente", dijo Lamoriello. "Pero lo veías como alguien cómodo en su propia piel y ciertamente seguro, que es lo que él tenía. Estaba seguro de lo que hacía. Creía en sus habilidades. Sólo que de vez en cuando tenías que tener una buena charla".

Gómez lo ve ahora como "una especie de destino" el haber terminado con los Devils e incluye a Lamoriello en una larga lista de sus principales influencias, junto con ex compañeros de equipo como Brodeur, Stevens, Niedermayer, Gionta, Ken Daneyko, Bobby Holik, Randy McKay, Jim McKenzie, Turner Stevenson y Jay Pandolfo, quien ahora es entrenador en la Universidad de Boston y de quien Gómez dijo que era "como un hermano mayor".

Yendo más atrás, Gómez da crédito a sus entrenadores en Alaska, Scott McLeod y Rob Larkey, a su profesor de inglés de secundaria Lou Chandler, al ex entrenador de Surrey Rick Lanz y, por supuesto, a sus padres, Carlos y Dalia. Creciendo en una comunidad diversa en Anchorage, Gómez se consideraba a sí mismo, como estadounidense mexicano-colombiano, parte del "crisol de culturas" en Alaska.

"Nunca fue como, 'Soy un jugador de hockey mexicano'. Eras de Alaska", dijo. "Y fue gracioso porque cuando llegué al equipo sub-16 de EE. UU., nunca olvidaré que estaba en el vestuario y fue como: 'Soy el único chico moreno aquí'".

Sin embargo, no fue hasta que Gómez fue cuestionado repetidamente sobre su herencia cuando llegó a la NHL, que comenzó a entender que podía ser un modelo a seguir para otros jugadores latinos. Recuerda que su padre le dijo: "Sólo sígueles la corriente", así que cuando los reporteros preguntaban sobre ser un mexicano-colombiano de Alaska, él bromeaba: "Me dejaron en la frontera con un par de patines y dos botellas de tequila y ocurrió la magia".

Stanley Cup Champion Scott Gomez of the New Jersey Devils during the 2003 Championship 20th Anniversary Celebration prior to the game on February 25, 2023 at the Prudential Center in Newark, New Jersey. (Photo by Rich Graessle/NHLI via Getty Images)

El número de botellas en el chiste variaba, pero, en última instancia, Gómez se dio cuenta de que podía tener el mayor impacto con su juego.

"Era parte del trabajo, pero lo que pasaba con el hockey era que no importaba", culminó Gómez, quien está en su primera temporada como entrenador de Chicago en la United States Hockey League. "Era si podías jugar. Y todavía lo mantengo hoy. Sí, crecí en Alaska. Había hielo.

"No es un deporte fácil, pero ese siempre fue mi dicho: 'No importa la raza. Si un niño ve en cualquier deporte que puede lograrlo, ese es el resultado'".

Contenido Relacionado