Joe Sakic cumplió el sueño de toda una vida al formar parte de ese equipo, aunque no logró alcanzar los objetivos colectivos en Nagano, ya que las circunstancias lo dejaron con una especial amargura.
“Tengo muchísimos recuerdos maravillosos de mi carrera, pero tener la oportunidad de representar a mi país en los Juegos Olímpicos fue un honor y una emoción que se encuentra entre las mejores”, le dijo en 2009 Sakic a Olympic.ca.
Cabe señalar que durante los JJOO de 1998 Sakic sufrió una lesión en la rodilla antes de que Canadá disputara la Semifinal ante la República Checa y no pudo participar en ese encuentro. Los checos acabaron derrotando a los canadienses, quienes también sucumbieron ante los finlandeses posteriormente.
Entre las muchas razones por las que Sakic formaba parte de ese selecto grupo, estaban que el nativo de Burnaby, Columbia Británica, fue campeón de la Stanley Cup en 1996 con el Avalanche y, además, ese año capturó el Conn Smythe Trophy como el más valioso de los Playoffs.
Pero también se trataba de una de las principales figuras de la liga en esa época, con un tiro potente y con amplia visión en la zona ofensiva, logró una de las mejores temporadas de su carrera en la 2000-01 al conseguir la máxima cifra de goles (54) en una sola campaña y acabar con 118 puntos.
Sin embargo, pese a todas sus cualidades, y las de sus célebres compañeros, quienes en su gran mayoría acabaron en el Salón de la Fama del Hockey, eso no bastó para cambiar la historia y la espera para Canadá por el oro olímpico desde los Juegos Invernales de Oslo 1952 siguió alargándose.
No obstante, las cosas habrían de cambiar cuatro años más tarde tras la gran desazón, aunque no fue sencillo. Con un equipo no menos legendario y portentoso como el de 1998, la representación de Canadá, incluyendo jugadores como Mario Lemieux, Jarome Iginla o Steve Yzerman, dio visos de fracasar de nuevo después de una ronda de grupos tambaleante, con un triunfo, un empate y una derrota.
Pero en la ronda eliminatoria comenzó a emerger la figura de Sakic. En los Cuartos de Final ante Finlandia anotó un gol clave y los canadienses avanzaron al ganar 2-1.
Curiosamente, en las Semifinales, Sakic tuvo un rol más que discreto en el juego de más sencillo trámite para Canadá en el torneo, tras superar holgadamente por 7-1 a Bielorrusia y que le permitió a los norteamericanos clasificar a una Final Olímpica por primera vez desde 1992 en Albertville.
Y el rival fue el sorprendente equipo de Estados Unidos que superó a Rusia en la Semifinal por 3-2. El juego por la medalla de oro resultó ser no solo un clásico de Norteamérica sino un choque muy dramático, con un empate 2-2 que prevaleció hasta la parte final del segundo periodo, pero cuando la tensión alcanzó su punto más álgido, Sakic salió al rescate del segundo país más grande del mundo (por su extensión territorial).
A los 18:18 del segundo periodo, Sakic anotó un gol que valió oro, literalmente, y no pudo ser sino a su más puro estilo: con un rápido tiro de muñeca que, aunque se desvió entre el tráfico, superó al portero estadounidense Mike Richter para conseguir una ventaja que los canadienses jamás habrían de perder.
“Es algo con lo que soñamos cuatro años antes y tuvimos otra oportunidad de conseguirlo”, comentó Sakic en su momento. “Pero ahora todo está bien, ya tengo una medalla de oro y eso es lo que más me importa”.