Después de ser dominados durante dos períodos, los Dallas Stars anotaron cinco goles de forma consecutiva en el tercer parcial y de esa forma, vinieron de atrás para vencer 6-3 a los Edmonton Oilers, llevándose el primer duelo de la Final de la Conferencia Oeste, pautada al mejor de siete encuentros.
En ruta a su impresionante remontada, Miro Heiskanen, Mikael Granlund y Matt Duchene, con su primer tanto en esta postemporada, se encargaron de sumar tres goles consecutivos en Power Play, para convertirse a los Stars en el primer equipo desde 1934 en lograr esta cantidad durante los seis minutos de apertura de un período en el partido de playoffs.
“Creo que lo más importante fue capitalizar en ese primer Power Play. Por un tema de confianza, de seguridad y para compensar el esfuerzo que habíamos estado dando, porque a pesar de que estábamos abajo, creo que nunca dejamos de jugar duro”, señaló Heiskanen.
Por su parte, el entrenador de los Stars, Peter DeBoer, se refirió a sus palabras de motivación para inspirar la reacción del grupo. “Aunque no puedo recordar de forma exacta lo que dije, el punto era hacerles entender de que cuando llegas a este punto de la temporada, perder un juego es muy doloroso y no puedes regalarle nada al rival. Creo que hasta el tercer período no habíamos dado todo nuestro nivel, porque sé el gran talento que existe aquí”.
Los visitantes tomaron la delantera, gracias a una gran jugada individual del alemán Leon Draisaitl, quien tras tomar el pase de Darnell Nurse, patino desde la línea azul hacia la portería rival y en pleno trayecto elevó el disco con potencia para superar al portero Jake Oettinger con el 1-0 a los 10:19 del primer período.
Sin embargo, la respuesta de los texanos llegó también en la primera fracción, después de que Tyler Seguin robara el disco en la zona de los Stars y tras cruzar toda la pista, le ganó el mano a mano al guardameta de los Oilers, Stuart Skinner, logrando empatar las acciones 1-1 a los 15:22 del segmento.
Draisaitl volvió a ser figura en el segundo período, especialmente cuando Edmonton contó con una oportunidad de Power Play, en la que el delantero europeo armó la jugada con un Connor McDavid que mandó el pase rápido a Ryan Nugent-Hopkins y éste elevó el disco para el 2-1 del equipo canadiense a los 6:08 del parcial.