Pero más allá del desenlace, el año pasado fue otro ejemplo de la excelencia constante de Dallas, compilando un formidable récord de 50-26-6 para alcanzar 106 puntos. La ofensiva fue una de las mejores de la liga, ocupando el tercer lugar con 275 goles, mientras que la defensa fue igualmente impresionante, permitiendo la sexta menor cantidad de tantos en la NHL.
Veteranos como Matt Duchene, quien lideró al equipo con 81 puntos, y Jason Robertson, el máximo goleador con 35 tantos, impulsaron al club a través de la temporada regular. Sin embargo, el éxito se evaporó en la Final de Conferencia. Tras una prometedora victoria en el Juego 1 contra los Edmonton Oilers, los Stars colapsaron, perdiendo cuatro partidos consecutivos y siendo superados por un abrumador marcador global de 19-4 en ese lapso. Esta desintegración sistemática expuso una falla crítica: la incapacidad del equipo para igualar la habilidad de élite y la intensidad física de los mejores de la liga en los momentos cruciales, lo que provocó una reevaluación fundamental de la identidad y el liderazgo del equipo.
La respuesta de la gerencia fue decisiva. La destitución de un entrenador tan exitoso como DeBoer fue un movimiento proactivo basado en un techo percibido, una decisión que se solidificó después de las entrevistas de fin de temporada con los jugadores. El regreso de Glen Gulutzan, ahora con siete años de experiencia como asistente en Edmonton, señala un cambio filosófico.
Su mandato es inculcar una mentalidad de "combate cuerpo a cuerpo" durante toda la temporada, preparando al equipo para la guerra de desgaste de los playoffs. Este cambio se reflejó en los movimientos del roster: se priorizó la retención del creador de juego Matt Duchene con una extensión de contrato amigable para el equipo, lo que obligó a la salida del goleador Mason Marchment para liberar espacio salarial. Se retuvo al capitán Jamie Benn y a jugadores de rol confiables como Radek Faksa, y se añadió la corpulencia del alero Nathan Bastian, todo en un esfuerzo por construir un equipo que prospere en la intensidad de la postemporada.