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Entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre, la National Hockey League celebra el Mes de la Herencia Hispana, por lo que NHL.com/es, ofrecerá historias fascinantes sobre la comunidad latinoamericana del hockey. Desde entrevistas con figuras de la NHL, hasta futuros prospectos y el crecimiento de este deporte en todas las áreas, NHL.com/es brinda una cobertura total de esta ocasión especial.

Cuando se trata de romper barreras en el hockey, el nombre de Randy Hernández destaca entre los atletas que han decidido seguir su pasión por el deporte, dejando atrás cualquier tipo de obstáculos, incluyendo tener que salir de casa a temprana edad, adaptarse a una nueva cultura e incluso a la mala pronunciación de su propio apellido.

Lo que comenzó en una fiesta de cumpleaños de una prima, celebrada en una pista de hielo en la ciudad de Miami, se transformó en una carrera que supera las dos décadas, que ha llevado al joven de raíces cubanas a las más prestigiosas arenas del hockey amateur, gracias, en parte, a ser seleccionado al Programa Nacional de Desarrollo de Estados Unidos, tanto en las categorías Sub-17 como en la Sub-18, compartiendo roster con jugadores de la talla de Quinn Hughes, Brady Tkachuk y Josh Norris.

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Hernández acumula 156 goles, desde que dio el salto a la máxima categoría juvenil, AAA, en la que defendió la camiseta del Florida Alliance, marcando 53 tantos en 54 partidos. El nivel le abrió las puertas al programa nacional (NTDP), posteriormente a la United States Hockey League (USHL) con los Sioux City Musketeers y Lincoln Stars, sumando 61 partidos de experiencia.

Pero el viaje no terminó en suelo estadounidense, pues su carrera lo llevó al hockey Junior de Canadá, donde brilló con 120 puntos en dos temporadas, los cuales le abrieron la puerta al nivel universitario, superando las 20 unidades en tres de sus cuatro años en la NCAA con Robert Morris University y luego con Canisius College.

En el presente, Hernández continúa hundiendo el disco en las redes semiprofesionales tras una temporada de 11 goles con los Atlanta Gladiators de la ECHL, liga en la que ya aseguró su permanencia pero Wheeling Nailers (West Virginia) para la venidera temporada 2025-26.

Mentoría con experiencia

Pero quizás el trabajo que llena de mayor ilusión a Hernández, está en la formación de nuevos talentos. “He estado dando clases de patinaje y también dando lecciones de hockey a niños, más o menos entre 6 y 12 años. Los agrupo en pequeños equipos y trabajamos en sus habilidades: tiros, pases, y diferentes aspectos que pueden aplicar durante el juego. Ha sido divertido poder retribuir un poco y, la verdad, es bastante gratificante”, señaló el cubanoamericano sobre las actividades que lo mantuvieron ocupado durante el verano.

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La experiencia de impartir lecciones y servir como mentor, fue algo que despertó en 2024, cuando fungió como el entrenador del equipo de Cuba que se alzó como campeón de la División 1 de la Amerigol Latam Cup. “Fue una experiencia increíble, poder dirigir a un grupo con tanta pasión y determinación por ganar. Lamentablemente este año, tuve lidiando con muchos asuntos familiares, una tristeza, pero me queda la experiencia del año pasado.”

Si bien estuvo ausente de la Latam Cup, su presencia se hizo sentir de forma indirecta en el evento internacional. “Trabajé diariamente con Ethan Lim que jugó con Argentina y también con Jason Iglesias que estuvo con el equipo de Cuba. Son dos jóvenes con mucho talento y eso es producto de la forma en la que trabajan.”

Lim actualmente juega en la División 3 del hockey universitario, mientras que Jason Iglesias vistió la misma camiseta de Hernández durante su etapa juvenil: Florida Alliance, antes de llegar a la escuela preparatoria Northwood, en Lake Placid. “Todo el trabajo se hizo con muy buena energía, buen ritmo y ese tipo de cosas son necesarias. Necesitas otros compañeros con quienes competir y pasarla bien.”

En este grupo que trabajó con Hernández en las instalaciones del Kendall Ice Arena, también estuvo Samuel Araujo-Moreno, un joven que formó parte del equipo Sub-12 de Venezuela, el cual hizo historia dándole al país el primer título internacional. “Sammy se sumó al grupo, todos los lunes, miércoles y viernes entrenábamos juntos, haciendo muchos ejercicios de habilidades, pases, y distintas cosas que podíamos trasladar al juego, para llegar bien preparados a la temporada. Son chicos geniales, más jóvenes, y me encanta poder enseñarles.”

La huella Hernández se traduce en éxito. Iglesias ahora brilla en una de las esferas más competitivas del hockey a nivel de escuela secundaria, midiéndose a programas nacionales. Por su parte, Araujo-Moreno, fue escogido por el programa Mount St. Charles, ubicado actualmente en el octavo puesto del Ranking de los Estados Unidos.

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“Creo que lo más importante es confiar en el proceso. La clave es la constancia, presentarse todos los días, disfrutar lo que haces y hacerlo con intención. Esa fue una palabra clave para Ethan y para mí: “intencionalidad”. Antes de que Jason y Sam se unieran a los entrenamientos, éramos solo Ethan y yo. Se trata de tener disciplina, trabajar en tus habilidades, y creo que al vernos entrenar a nosotros dos, Jason y Sam también aprendieron cómo prepararse, cómo actuar en cada repetición, sin dejarse llevar por las emociones ni frustrarse en los partidos.”

Consejos de utilidad

Una de las virtudes en el recorrido de Hernández, es poder conocer el trasfondo del desarrollo del hockey a nivel juvenil. “Sí, la verdad es que el hockey puede ser muy político. Todo depende del equipo, del entrenador y del tipo de persona que sea. Cada caso es diferente. En mi experiencia, hubo momentos en los que sentí que no encajaba o que la energía con los entrenadores no era la mejor. A veces no te dan minutos, o no creen en ti, y eso pasa en todos lados.”

No obstante y basado en una formación familiar acostumbrada a luchar, Hernández, prefiere enfocarse en poder aprovechar las oportunidades. “Siempre va a haber egos y obstáculos, pero lo único que puedes controlar es tu esfuerzo. Al final del día, solo puedes dar lo mejor de ti”.

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Basado en esa premisa, Randy Hernández deja claro que la ruta hacia el éxito en el hockey no tiene una alternativa exclusiva y de acuerdo a su experiencia, los chicos que sueñan con una carrera en este deporte deben tener una característica indispensable, incluso por encima del trabajo físico.

“Lo más importante es divertirse y buscar oportunidades para crecer. También puedes cambiar de ligas más adelante, y no tienes que ir a la universidad hasta los 21 si no quieres. Eso fue lo que yo hice: jugué cinco años de hockey junior porque fui un jugador de desarrollo tardío. Me costó al principio, sobre todo con la confianza y con dejar mi casa. No digo que a los chicos les vaya a pasar lo mismo, pero cada persona es diferente. Depende de cada caso.”

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