Esa mentalidad, donde los jugadores priorizan el éxito colectivo, es la base de la filosofía de Zito, quien reconoce que, para mantener un núcleo de élite unido bajo un estricto tope salarial, se necesitan sacrificios.
“La gente habla de los jugadores que se quedan, y los que se quedan generalmente aceptan descuentos”, explicó Zito. “Es porque quieren ser parte de esto, y lo entienden. No es una decisión financiera tomar menos dinero. Es porque los equipos ganan. Punto”.
Claro, este enfoque cambia su rol en las negociaciones. No se trata de una batalla por cada dólar, sino de un esfuerzo colaborativo para hacer que las piezas encajen. “Alguien me preguntó si estaba negociando”, comentó Zito. “Ni un poco. Estoy mediando, porque estamos gastando todo el dinero. Estamos tratando de que todos estén contentos”.
Y esa creencia es compartida por los propios jugadores, quienes han validado la estrategia de Zito con sus acciones y palabras. Para Bennett, por ejemplo, la decisión se basó en la oportunidad de forjar un legado duradero.
“Realmente tenemos la oportunidad de convertir a este equipo en una dinastía, y estoy agradecido de tener la oportunidad de ser parte de ello”, indicó Bennett. “Hay tantas piezas en este rompecabezas que crean este equipo y el éxito que tiene, y ser apenas una pequeña pieza de eso es un honor. Este es el núcleo con el que quiero estar”.
Ekblad se hizo eco de ese sentimiento, explicando que la lealtad va más allá del éxito en el hielo; se trata de un ambiente donde la organización invierte en los jugadores de todas las formas posibles, con el objetivo siempre de ganar.
“Habla mucho de la organización y de todo lo que hacen por nosotros, y de las ganas que tienen los muchachos de jugar aquí”, afirmó Ekblad. “Nuestra pista de práctica, nuestra pista de juego, los hoteles en los que nos quedamos en la carretera, la comida que comemos… la organización hace todo por nosotros. Así que es fácil querer quedarse aquí. Y luego, la cultura ganadora es simplemente un gran atractivo. Es la razón por la que jugamos”.
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A pesar de haber logrado lo que parecía imposible, Zito insiste en que la organización no puede caer en la complacencia. La meta no es sólo mantener el éxito, sino seguir construyendo sobre él.
“Honestamente, diría que vamos por el 50%”, dijo Zito sobre el potencial de la franquicia para ser un destino atractivo. “Hay tanto por hacer, y cada pequeño detalle importa. No hay que acomodarse ni relajarse. Siempre hay algo más que podemos hacer. Si seguimos intentándolo, creo que podemos seguir mejorando. Podemos seguir ayudando a los jugadores a ayudarse a sí mismos a ser mejores”.