Los Carolina Hurricanes han sido uno de los equipos más consistentes de la liga en los últimos años. De allí, que aun después de un inicio un tanto irregular de temporada, el conjunto dirigido por Rod Brind’Amour se encuentre actualmente entre los cinco mejores registros.
Sencillamente, las aguas volvieron a su cauce.
Y no sólo eso, Carolina parece estar encontrando su mejor hockey, después de ganar hilvanar cuatro triunfos consecutivos y ganar siete de sus últimos 10 encuentros, sumando puntos en ocho de ellos (7-2-1) —sólo los Washington Capitals (8-0-2; seis triunfos al hilo) tienen un mejor registro en ese período.
Entonces, ¿cuál ha sido la clave para los Hurricanes? No hay que ir muy lejos ni analizar muy a profundidad su juego para entender por qué el club está actualmente en dicha posición. La verdad, se han apegado a la identidad que han creado desde la campaña 2018-19, primera con Brind’Amour al mando, y la que los ha llevado a sumar la segunda mayor cantidad de triunfos en la NHL desde entonces —empatados con el Tampa Bay Lightning y únicamente superados por los Bruins, 308 por 313.
El éxito del club se ha basado en la posesión del disco, su capacidad de adelantar las líneas con éxito y abrumar a los rivales. Es por eso que no sorprende que el club encabece la liga en porcentaje de intentos de disparos (59.2%) y en diferencial de remates con un +840; con lo que casi duplican al equipo que está en el segundo lugar (Florida Panthers, +435).
Entendiendo esto, resulta sencillo ver por qué Carolina continúa afianzándose como un contendiente serio para ganar la Stanley Cup este año —título que se le ha hecho esquivo en este exitoso período bajo las órdenes de Brind’Amour.
Y el jueves no fue la excepción. Los Hurricanes apelaron a esta táctica para venir de atrás ante otro de los equipos más encendidos de la liga, los Columbus Blue Jackets, y vencerlos 7-4 en el Lenovo Center.
Sin embargo, la noche comenzó con complicaciones para los Hurricanes. Los Blue Jackets tomaron ventaja temprano con goles de Kent Johnson y Kirill Marchenko en el primer período, tomando la delantera 2-0 en el primer acto. Sin embargo, el segundo período marcó un cambio radical en el juego.
Seth Jarvis abrió el marcador para Carolina en un Power Play al inicio del período, con un pase perfecto de Sebastian Aho que Jarvis convirtió en gol con un toque certero. A partir de ahí, los Hurricanes desataron una racha de cinco goles consecutivos. Jackson Blake sorprendió con un disparo desde un ángulo complicado para empatar el partido, y poco después volvió a ser clave al interceptar un despeje y asistir a Aho, quien definió con un tiro rápido para poner el marcador 4-2.