El entrenador Jeff Blashill minimizó la sequía previa, afirmando que "era solo cuestión de tiempo" para que Bedard tuviera una noche así. El veterano Nick Foligno, quien esa misma noche alcanzó los 600 puntos en su carrera, se hizo eco de ese sentimiento, señalando que Bedard "estaba [yendo] en esa dirección".
El marcador final de 7-3, sin embargo, es engañoso. El partido fue una historia de tres actos que puso a prueba la nueva madurez de Chicago. Los Blackhawks dominaron al inicio, construyendo una ventaja de 4-0. El esfuerzo fue colectivo: Colton Dach abrió el marcador (con asistencia de Foligno), seguido por un gol del defensa Louis Crevier.
Bedard entonces tomó el control. Primero, anotó en un Power Play para el 3-0.
"Pensé que era enorme", expresó Bedard sobre ese gol. "Ellos venían de un [juego en noches consecutivas], y si consigues uno en Power Play, tal vez no se rindan, pero lo sienten un poco más".
Luego, al inicio del segundo, anotó el 4-0 con un espectacular movimiento de pies.
Fue entonces cuando el impulso colapsó. En un lapso desastroso de 3 minutos y 33 segundos, Ottawa silenció el United Center. Goles de Jake Sanderson, Michael Amadio y Tim Stutzle pusieron el marcador 4-3. Para empeorar las cosas, el desafío de Chicago por fuera de juego en el gol de Stutzle falló, resultando en una penalidad por retraso de juego.
Con una ventaja de un gol y enfrentando un Power Play que amenazaba con empatar, este era el punto de quiebre. Pero el momento que definió la victoria no fue un gol, sino la neutralización de esa penalidad.
"La diferencia ahora es no desmoronarse cuando las cosas no van bien", explicó Foligno.
Esa resiliencia estabilizó el juego. Al inicio del tercer período, Bedard capitalizó la compostura recuperada. Ganó un face-off Ryan Greene, Bedard recogió el disco y anotó su tercer gol para el 5-3, un tanto que Blashill calificó de "crítico". Chicago anotó dos más para sellar el 7-3.
"Es agradable", comentó Bedard sobre la reacción de los fans. "Obviamente, quieres conseguir un 'triplete' en cualquier lugar, pero conseguir uno en casa es agradable, y tener ese apoyo es increíble".
Más allá de la emoción, la noche colocó a Bedard en el panteón de los Blackhawks. Con solo 20 años, registró su tercer juego de cuatro puntos en su carrera, empatando a Jeremy Roenick (3) y quedando solo detrás de Denis Savard (4) y Bobby Hull (5) en la historia de la franquicia antes de los 21 años. Además, fue su sexto encuentro de múltiples goles, solo uno menos que el récord de Jonathan Toews (7) antes de cumplir 21.
El entrenador Blashill destacó el panorama completo. "Creo que Connor ha tenido un gran comienzo de año", dijo. "Está defendiendo duro, se detiene sobre los discos, está haciendo muchas cosas que crean... hábitos de hockey ganadores".
Esta victoria, que mejora el récord de Chicago a 5-3-2 y marca una racha de 5-1-1 en sus últimos siete partidos, sirve como una plataforma crucial. Con una inminente y difícil gira de seis partidos comenzando el jueves en Winnipeg, la noche histórica de Connor Bedard fue el impulso y la prueba de carácter que el equipo necesitaba antes de salir a la carretera.