En una noche plagada de emociones y recuerdos, Marc-Andre Fleury regresó al hielo de la PPG Paints Arena, donde alguna vez fue héroe y leyenda para la afición de Pittsburgh. A sus 39 años, el veterano portero del Minnesota Wild enfrentó a su antiguo equipo en lo que muy posiblemente haya sido su última actuación en esa pista.

El Wild logró una sólida victoria 5-3 sobre los Penguins, con un Fleury brillante que realizó 26 salvadas a su cuenta, demostrando que aún puede exhibir destellos de la grandeza que dejó huella en la historia del equipo de Pensilvania.

Fleury comenzó su carrera en Pittsburgh, donde defendió la red durante 13 temporadas, conquistando tres Stanley Cups (2009, 2016 y 2017) y grabando su nombre en los corazones de los aficionados.

Gilles Meloche and Marc-Andre Fleury

"Es difícil creer que esta sea la última vez", confesó Fleury, quien visiblemente conmovido admitió que esta noche fue particularmente emotiva para él. "He tenido algunos juegos difíciles aquí. Esta vez, fue diferente. Se sintió como en los viejos tiempos".

El martes por la noche, los Penguins no sólo le dieron la bienvenida a su antiguo héroe, sino que lo reconocieron como la Primera Estrella del juego, un honor que resonó con el público que se levantó en ovación. La afición local no escatimó en aplausos, y la celebración incluyó videos de sus mejores momentos con el equipo. Al concluir el partido, Fleury se acercó a la primera fila y regaló su palo a un aficionado de Pittsburgh, en un gesto de gratitud que capturó perfectamente la conexión que sigue teniendo con la ciudad.

Los delanteros de los Penguins, Sidney Crosby y Kris Letang, compañeros de Fleury en aquellas épicas temporadas, se quedaron en el hielo para compartir un momento con su viejo amigo y rendirle un tributo especial, mientras el público coreaba su nombre.

MIN@PIT: Afición de Penguins rindió tributo a Fleury

"Creo que fue una gran manera de celebrarlo", dijo Crosby después del partido. "Fleury significa mucho para el equipo, para los fanáticos, y para nosotros que jugamos con él. Emociones mezcladas: contentos por la ovación, pero tristes de saber que es su última temporada".

Para Fleury, enfrentar a los Penguins no es una experiencia desconocida, pero sí una llena de sentimientos encontrados. Con el partido del martes, el portero ha disputado 10 juegos ante su exequipo, sumando un récord de 6-4-0.

Cada atajada se sintió como un eco de su pasado, y así lo sintió también la afición. En el minuto final, cuando el marcador aún no estaba asegurado, Fleury realizó una salvada espectacular en el poste izquierdo, similar a aquella memorable atajada contra Nicklas Lidstrom en el último segundo del Juego 7 de la final de la Stanley Cup de 2009.

"Pensé en eso también, cuando hice la salvada", confesó Fleury. "Como en los viejos tiempos".

Aunque Fleury fue el centro de atención, no fue el único destacado en la noche del martes. Frederick Gaudreau contribuyó con dos goles y una asistencia, y Kirill Kaprizov, quien anotó desde su propia zona en el último minuto para asegurar la victoria, acumuló un gol y dos asistencias.

Ambos mostraron un juego dinámico y efectivo, lo que permitió que Minnesota cerrara su gira de siete partidos con un impresionante récord de 5-1-1.

"Creo que hemos construido un juego sólido últimamente", comentó Gaudreau. "Me enorgullece hacer esos pequeños detalles que ayudan a cambiar el momento del juego".

El entrenador de Minnesota, John Hynes, también elogió el esfuerzo del equipo: "Fue una batalla dura. Entrar aquí y ganar después de un viaje largo significa mucho".

La noche del martes fue particularmente especial para Fleury en otros aspectos también. Este juego representó su presentación número 100 con el Wild, una cifra que se suma a un total de 1,028 partidos en su carrera, acercándose a uno de igualar a Patrick Roy en la tercera posición de juegos disputados por un portero en la historia de la NHL — Martin Brodeur (1,266) y Roberto Luongo (1,044) ocupan las primeras dos posiciones de por vida.

Pero la verdad es que Fleury es mucho más que sus estadísticas y logros. En Pittsburgh, es sinónimo de sacrificio, de compromiso y de momentos que jamás serán olvidados. Su liderazgo y carisma lo han convertido en un ícono.

"He tenido algunos juegos difíciles aquí", dijo Fleury con una sonrisa melancólica. "Esta vez, fue diferente. Se sintió como en los viejos tiempos. Es difícil creer que esta sea la última vez, pero siempre estaré agradecido".

El martes fue un recordatorio de por qué Marc-Andre Fleury será siempre uno de los suyos, un símbolo de lo mejor que el hockey tiene para ofrecer. Aunque esta vez, su victoria fue en su contra, el público de Pittsburgh celebró con él. Fleury se despidió del hielo de la PPG Paints Arena con la misma elegancia y humildad que lo han definido a lo largo de su carrera. Sin duda, esta noche será recordada como una de las últimas grandes páginas en la carrera de un guardameta que, al final del día, siempre llevará a Pittsburgh en el corazón.

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