Y sus historias son únicas. Dignas de elogios y más.
Nedomansky por ejemplo, fue el primer jugador en desertar de Europa, específicamente del Este de dicho continente. Fue un pionero que literalmente tuvo que abrirse cancha en algo nuevo y que presentaba un desafío más grande que su odisea en llegar.
Zubov en tanto, fue uno de los primeros rusos en animarse, retarse a sí mismo, llegar a la 'tierra prometida' y jugar la mayor parte de su carrera en la NHL. Wickenheiser por su parte, fue una verdadera pionera para las mujeres que, sin saberlo, cementaría el paso para millones después.
Carbonneau era un especialista defensivo que jugaba de delantero, y muestra perfecta de un jugador hábil y polifuncional, mientras Ruther dio clase fuera del hielo al convertirse en el segundo entrenador en jefe en ganar una Copa Stanley dentro de la nueva era de 'expansión'. Algo que logró con dos clubes distintos. Una faena no antes vista y muy difícil, sino casi imposible de duplicar.
Es por lo que reiteramos que, puede que no tengan el poder de estrella brillante, o estrellato como el de las clases anteriores, pero cada uno tomó un camino único al mayor honor del hockey.
Llegan dos como 'constructores' o builders y cuatro como verdaderas leyendas del 'Vals sobre el tundra'.
HISTÓRICOS, EMBLEMÁTICOS
Seis nombres que jamás debemos olvidar, y que fueron anunciados por Lanny McDonald, Presidente del Salón de la Fama del Hockey en una votación que tuvo lugar en la reunión anual del Comité de Selección en Toronto.
"El salón de la fama del Hockey se enorgullece de dar la bienvenida a estas leyendas del hockey como Miembros Honoríficos", dijo Lanny McDonald. "Sus contribuciones al juego de hockey están bien documentadas y su elección al salón de la Fama del Hockey es enormemente merecida."
En la categoría de constructores, reiteramos, dos personas fueron elegidas.