Los Florida Panthers hicieron exactamente lo que un equipo debe hacer después de perder los primeros dos juegos de visitantes en una serie de postemporada para mantenerse con vida; ganando los siguientes dos compromisos en casa.
Y mejor aún, en la Amerant Bank Arena, los vigentes campeones de la Stanley Cup, parecen haberse reencontrado con lo que ellos mismos llaman ‘hockey de los Panthers’, ese mismo estilo que lo ha llevado a disputar las últimas dos finales.
Claro, ese estilo característico de Florida tiene varias capas, incluyendo el juego físico y la constante presión ofensiva. Sin embargo, quizás el factor más importante en esa ecuación es el aspecto defensivo, algo que los dirigidos por Paul Maurice parecían haber perdido en los primeros dos compromisos en Toronto, e incluso en el primero en Sunrise.
Los Panthers permitieron 13 goles combinados en los tres compromisos iniciales de la Segunda Ronda ante los Maple Leafs. Pero eso terminó el domingo, con la línea azul cerrándose y con un Sergei Bobrovsky mostrando su nivel de posible futuro Salón de la Fama, para pintar de blanco a los Maple Leafs 2-0 e igualar la serie a dos victorias por lado.
Al frente de ese esfuerzo estuvo Bobrovsky, el veterano guardameta ruso que, una vez más, demostró por qué es considerado uno de los grandes bajo presión en la postemporada. Con 23 salvadas, Bobrovsky registró su quinta blanqueada de por vida en los playoffs de la Stanley Cup, colocándose a solo una de Petr Mrazek en el sexto lugar entre los guardametas activos (con al menos un partido disputado en la campaña 2024-25).