La veteranía es un aspecto invaluable en los Playoffs de la Stanley Cup. Es esa experiencia de haber estado ahí antes, lo que puede ayudar a un equipo en particular a dar el salto necesario para alcanzar el siguiente nivel. Un ejemplo claro de ello ocurrió el miércoles.
Los Toronto Maple Leafs superaron 4-3 a los Florida Panthers en la Scotiabank Arena para tomar ventaja de 2-0 en su serie de segunda ronda, en un encuentro disputado hasta el final, donde los visitantes atacaron hasta el último segundo.
Florida dominó la mayoría de las métricas del encuentros, incluyendo la de los intentos de disparos, logrando una impresionante cantidad de 77 — por 41 de los Maple Leafs. Sin embargo, los locales tuvieron el temple necesario para resistir la embestida de los vigentes campeones de la Stanley Cup, y salir con un triunfo que en años anteriores, posiblemente no hubiesen conseguido.
Pero, de nuevo, la veteranía colectiva de un grupo que ha sufrido decepciones pasadas tiene a Toronto a dos juegos de ganar una segunda ronda, algo inédito para el club desde 1994. Quizás la mayor representación de ese factor recaiga sobre un jugador que pocos esperaban fuera clave a estas alturas: el delantero de ascendencia mexicana, Max Pacioretty.
La resurrección de Pacioretty no podría haber llegado en mejor momento. Tras perderse los últimos dos meses de la temporada regular por lesión sufrida en una práctica (su último partido fue el 8 de febrero), el veterano de 36 años regresó en el Juego 3 contra los Ottawa Senators y tuvo un impacto inmediato, con gol y asistencia en el decisivo sexto encuentro que selló el pase de Toronto. Lejos de detenerse, continuó su racha contra los Panthers, repartiendo dos asistencias en el Juego 1 y sumando otro gol y otra asistencia el miércoles.





















