Kris Knoblauch lo sabía. Los Oilers lo sabían. Todo el mundo del hockey lo veía venir.
Después de un primer período de pesadilla para los Edmonton Oilers en el Juego 4 de la Final de la Stanley Cup ante los Florida Panthers, los Oilers tenían que hacer algo, si no querían verse abajo 3-1 en la serie, reviviendo algunos fantasmas del año pasado.
En casa, y aún frescos de una victoria apabullante en el encuentro anterior, los Panthers iniciaron con todo el duelo del jueves en la Amerant Bank Arena, tomando ventaja de 3-0 al momento del primer intermedio.
Fue entonces cuando Edmonton apeló a su talismán, Calvin Pickard, quien ingresó en el segundo acto para detener el impulso de Florida y darle una oportunidad a su equipo para remontar.
Y eso fue exactamente lo que ocurrió.
Claro, muchos factores convergieron para que los Oilers se convirtieran en el primer equipo en la historia de las Finales de la Stanley Cup en ganar un partido luego de verse abajo 3-0 tras el primer período, borrando un récord de 37-0 para los equipos en esa situación. Sin embargo, Pickard fue, sin duda, una pieza de mucha importancia para que la serie se encuentra ahora 2-2.