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Piense en todas las palabras escritas y pronunciadas por la gente del hockey en todo el mundo. Informes de exploración, gráficos de líneas, notas de juegos, itinerarios de viaje, todo expresado en innumerables idiomas. En medio de la lista, es fácil pasar por alto la historia de un nombre.

Y una letra.

Marco Treviño nos está dando una razón para hacer una pausa.

Treviño, de 40 años, es el nuevo entrenador del Tri-City Storm de la USHL. Cuando usted visite el sitio web de Storm, o la cuenta X de Treviño, puede notar un detalle importante en la presentación de su nombre: la tilde sobre la letra n.

La eñe es una letra distinta en el alfabeto español, con su propia pronunciación. En los teléfonos y computadoras en español, hay teclas separadas para ñ y n. Al pronunciar el apellido del estratega, se nota una diferencia al decir Treviño en lugar de Trevino.

Treviño quiere compartir esa característica de su familia, con la idea de representar, educar e inspirar.

"Por eso está allí", dice Treviño. "Quiero que la gente entienda. “Tú vienes de un origen latino – en mi caso, soy completamente mexicano – no es algo que se ve en el juego. Quiero que la gente lo vea, para que digan, ‘Este tipo lo logró. Este hombre jugó durante mucho tiempo y ahora es entrenador también por un largo período”.

Para Treviño, la tilde es una pequeña, pero poderosa culminación de un sueño que ha tenido desde su carrera de hockey juvenil.

Marco creció en el área de Detroit, donde sus padres, Bernardino y Gloria, todavía viven en el presente. Bernardino nació en Linares, Nuevo León, México, y emigró a los EE. UU. a los 17 años. Por su parte, Gloria, nació en Michigan después de que sus padres se mudaran de Linares a Detroit.

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Marco, un ex defensor, se inició en el hockey por las mismas razones por las que muchos niños prueban este deporte: creció cerca de pistas de patinaje y su hermano mayor, Juan, jugó primero. En una época en la que relativamente pocos mexicoestadounidenses jugaban al hockey de alto nivel. Pero Treviño llegó a la USHL con los Waterloo Black Hawks y los Sioux City Musketeers.

“Cuando jugaba siempre decía: ‘Quiero llegar a un nivel lo suficientemente alto como para poder tener esa tilde —esa ñ— en mi camiseta’”, recuerda. “Nunca como jugador la tuve en la barra de mi nombre en la espalda. Supongo que eso es culpa mía. No jugué a un nivel lo suficientemente alto. Tal vez si hubiese llegado a la plataforma profesional, podrían haber colocado esa diferencia”.

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El detalle del apellido Treviño se hizo aún más evidente el 3 de diciembre de 2024, cuando el estratega fue ascendido de entrenador asistente a técnico principal. Treviño cree que el ascenso se basa en lecciones cruciales que aprendió mientras entrenaba hockey AAA con Victory Honda, con sede en los suburbios de Detroit.

Victory Honda no es conocido por colocar jugadores en el Programa de Desarrollo del Equipo Nacional de Hockey de EE. UU. todos los años, pero el club ha producido ex alumnos de la NHL como Alex DeBrincat, Ian Cole y Matt Roy.

“Pude construirme una pequeña reputación allí: aquí es donde debería ir ese jugador de segunda categoría, que no es el más reclutado, para mejorar y fortalecerse y abrirse camino hasta la NAHL”, dice Treviño. “Aún mantengo contacto con muchos de esos muchachos. Probablemente algunas de las mejores experiencias que he tenido son estar en equipos donde los muchachos tienen hambre. Les han dicho 'no' muchas veces y quieren esforzarse".

La filosofía de desarrollo de Treviño también está influenciada por su rol más importante: padre de tres hijos, incluido Tristen, de 18 años, quien nació en 2006, poco después de que Marco cumpliera 22 años, y ahora es defensa de los Bismarck Bobcats de la Liga Norteamericana de Hockey.

“Creo que eso me ha ayudado como entrenador, saber lo que la gente les dice a estos chicos”, dice Marco. “Mi hijo ha estado arriba y abajo, en la NAHL y la USHL. Saber qué presión hay sobre estos chicos: becas de la División I, qué universidades están hablando con él, si está en la alineación esta noche. Tener esas conversaciones con mi hijo a nivel personal y saber exactamente lo que está sintiendo, es lo que me permite tener empatía en esas mismas conversaciones con mis muchachos”.

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En su búsqueda de un camino para su propia carrera, Treviño se fija en el ejemplo del entrenador del Tampa Bay Lightning, Jon Cooper, quien pasó de ser un ex jugador de lacrosse universitario y técnico de hockey a nivel de escuela secundaria, a convertirse en dos veces campeón de la Stanley Cup y el entrenador con más años en el cargo actualmente en la NHL.

“Era un entrenador juvenil, como yo”, dice Treviño. “No conozco a Jon en absoluto, pero su camino es inspirador y algo que hay que tener en cuenta, ya sea que tenga la mejor plantilla o que tenga lesiones, es capaz de tener éxito, año tras año. Uno ve a otros entrenadores que se cansan bastante rápido de ser recibidos por los jugadores. Hay muchas razones para ello, pero ‘Coop’ parece seguir teniendo la misma gran relación con sus atletas, con su material, con la dirección y los propietarios. Es increíble, de verdad. La comunicación es la pieza más importante”.

El enfoque de Treviño fue recompensado cuando el Storm lo nombró su décimo entrenador principal. “Cuando empecé, este era el nivel en el que siempre quise estar, ser entrenador principal de la USHL. Siento que puedo dar lo máximo a los jugadores a esta edad, con las cosas que están pasando en sus vidas. Se están alejando de casa, no están con sus familias por primera vez, pero todos están comprometidos con la División I, por lo que hay prisa por llegar a la universidad. Sé que cuando jugué, fue un momento muy difícil para mí. Aquí es donde siento que puedo ofrecer el mayor apoyo a los jugadores”.

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Treviño ha hecho innumerables viajes a México para visitar a sus familiares allí, pues su papá, Bernardino tiene siete hermanos y siete hermanas. La familia sigue siendo el centro de la vida de Treviño a pesar de los desafíos de trabajar en el hockey. El Tri-City Storm tiene su sede en Kearney, Nebraska, pero la esposa de Marco, Keila, y sus hijos siguen radicados en el área de Pittsburgh; Marco había entrenado allí para el programa juvenil de los Pittsburgh Penguins antes de unirse al cuerpo técnico de Tri-City.

Peter Mannino, el actual entrenador asociado del Colorado College, recomendó que el Gerente General de Tri-City, Jason Koehler, contratara a Treviño como cazatalentos con base en Pittsburgh. Treviño disfrutaba del trabajo, pero se sentía más a gusto en el banquillo. Cuando el entonces asistente de los Storm, David Nies, dejó la organización para trabajar en el Programa de Desarrollo del Equipo Nacional de Hockey de EE. UU., Koehler le ofreció a Treviño la oportunidad de reemplazar a Nies.

“Sabía que la oportunidad no se presenta muy a menudo, así que tuve que lanzarme y aprovecharla”, recuerda Treviño. “Ha sido genial, pero es difícil. Vivo lejos de casa... Tengo un hijo de 6 años con autismo, así que los programas en los que participa (asesoramiento y educación) ya están todos listos allí. Por eso no pudimos mudarnos. No es una opción trasladarlo”.

Al igual que muchos de los jugadores a los que entrena, Treviño tuvo que mudarse lejos de casa para perseguir su sueño de jugar al hockey. Esa es otra experiencia común mientras busca construir conexiones con sus jugadores. “Ser empático, ponerme en el lugar de otras personas y decir: ‘Esto es lo que pasa por la cabeza de un chico de 18, 19, 20 años. Pensar en ello como un papel de apoyo, en lugar de un papel de dictador, y guiarlos a través del proceso. Hacer que la experiencia sea positiva, enseñarles lecciones de vida que puedan llevar a la División I, al profesionalismo; ahí es donde me gustaría pensar que tengo éxito, tratando de superarlo con ellos”.

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Marco Treviño se está haciendo un nombre, uno que más personas en el mundo del hockey aprenderán con cada juego. Y con Tristen comprometido a jugar hockey universitario en Robert Morris, habrá más oportunidades para escribir sobre la familia Treviño, incluida la letra ñ que transmite un significado más allá de la costura en un suéter de hockey.

“Voy a hablar con Derek Schooley allí”, dice Marco sobre el entrenador de RMU, “para ver si puede colocar mi apellido correctamente en la parte de atrás de la camiseta de mi hijo mayor”.

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