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La historia de la National Hockey League es una de las más convincentes de los principales deportes profesionales. Cada semana, NHL.com/es te lleva al interior de la fundación y evolución de la liga, con episodios puntuales. En esta entrega, el viaje a través del tiempo, sirve para conocer el origen de algunas de la tradiciones y supersticiones más famosas de la principal liga del mundo.

El apretón de manos
A lo largo de los años en la postemporada de la NHL, cuando un equipo es eliminado, los jugadores muestran respeto mutuo haciendo fila y dándose la mano. El origen de esta tradición es desconocido, pero los historiadores, reseñan que la misma comenzó antes del primer partido de la liga en 1917.
La tradición es tan importante que sólo se destacan dos ejemplos en que no fue cumplida. La primera de ellas, fue en 2008 cuando el entonces portero de los New Jersey Devils Martin Brodeur y el jugador de los New York Rangers, Sean Avery, negaron saludarse después de varios incidentes entre ambos a lo largo de la serie, que motivaron declaraciones no muy amigables del uno sobre el otro. La otra ocasión fue en 2014 en el duelo entre Boston y Montreal, en la que Milan Lucic de los Bruins no le dio la mano a Dale Weise de los Canadiens.

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Los aficionados y sus 'trucos'
La creatividad de los espectadores, es otro elemento presente a lo largo de más de 100 años de batallas sobre el hielo. En este caso, destaca la tradición de vestirse con los colores que representan al equipo local, algo que comenzó en los playoffs de 1986, cuando los seguidores de los Calgary Flames hicieron la representación del "Mar Rojo" en la serie ante los Winnipeg Jets, cuyos fanáticos respondieron vistiéndose de blanco, en lo que se conoció como el "Whiteout".
Como dato curioso, se tiene que el "Whiteout", viajó con los Jets cuando la franquicia se mudó a Phoenix para convertirse en los Coyotes. Cuando el equipo regresó a Winnipeg, después de la desaparición de los Atlanta Thrashers, los seguidores volvieron a acudir con sus prendas blancas para apoyar al club en la postemporada.
Actualmente, la tradición es una de las más populares no sólo en todos los equipos de la NHL, sino también en el baloncesto de la NBA.
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Las Barbas de los playoffs
Aunque ha sido un tema de debate, la mayoría de los cronistas e historiadores de hockey, le dan el crédito a los New York Islanders por haber despertado esta superstición que luego se convirtió en una de las tradiciones más entretenidas alrededor de la liga, pues actualmente, no sólo los jugadores dejar crecer su vello facial, sino todos los empleados de los equipos, así como sus aficionados.
La 'regla' comenzó cuando los Islanders iniciaron su carrera a lo que fue una serie de cuatro campeonatos de forma consecutiva entre 1980 y 1983. Bob Nystrom, autor del gol en tiempo extra que le dio al equipo neoyorquino su primera de cuatro coronas, explicó hace un tiempo al portal ESPN que "fue algo que comenzó automático, cuando andas en una racha ganadora no quieres cambiar nada".
Sin embargo, la historia cuenta de un equipo que no quiso formar parte de esta tradición: los New York Rangers. En su carrera al campeonato de 1994, los jugadores del club se negaron a dejarse crecer la barba, para evitar seguir a sus rivales de ciudad.
Los "Intocables"
No. No se trata del clásico del cine protagonizado por Kevin Costner, aunque el término está inspirado por la película.
Sin embargo, la tradición es mucho más simple: Los jugadores de la NHL no tocan ningún trofeo del equipo, en el camino hacia la final de la Stanley Cup, pues se considera que es un mal presagio y todo comenzó desde mediados de la década de los años 80.
Dato curioso: Algunos capitanes notables que se burlaron de la superstición y tocaron los trofeos en sus vitrinas fueron Steve Yzerman de los Detroit Red Wings en 1997 y Scott Stevens de los New Jersey Devils, quien lo hizo en el 2000 y 2003. Ambos jugadores ganaron la Stanley Cup en esos años, rompiendo el "mal presagio".
Levantar la copa
Hoy en día resulta muy común ver al capitán del equipo ganador de la Stanley Cup, alzar el trofeo, patinar brevemente y luego pasarlo a un compañero de equipo. El momento, es uno de los más emocionantes no sólo para el club, sino para sus aficionados, que celebran y corean los nombres de quienes toman la corona.
El origen de esta tradición comenzó en 1950 y puede considerarse como la 'curiosidad' más popular de todos los tiempos en la NHL. En aquel año, el capitán de los Detroit Red Wings, Ted Lindsay, alzó la copa al considerar que la misma no era tan pesada y como broma, la colocó sobre su cabeza. A partir de ese momento, nació esta popular práctica que ha deparado ocasiones muy especiales.
Una de ellas fue en 2002, cuando Scotty Bowman, se retiró como el entrenador con más triunfos en la historia de la liga (1244), ganando la Stanley Cup con los Detroit Red Wings. Luego, se colocó los patines y dio una vuelta para despedirse de la afición, alzando su novena y última corona.
Todos para la foto
El 26 de mayo de 1988, los Edmonton Oilers extendieron su dinastía al conseguir su cuarto título de la Stanley Cup en cinco años, tras vencer a los Boston Bruins en cinco juegos, con Wayne Gretzky sellando una actuación de tres puntos en el quinto choque, gracias a un gol y dos asistencias, para convertirse en el primer jugador de la historia en sumar 250 unidades en la postemporada.
Si bien aquella copa fue la última en la carrera de Gretzky, el jugador fue el creador de otro momento especial. Aquel día, vio que todo su equipo estaba conglomerado en un sector de la pista y en medio de la euforia por haber conseguido el campeonato en casa, tuvo la idea de reunir a sus compañeros en el centro del hielo para tomar una foto.
La espontaneidad de Gretzky, se convirtió en una tradición divertida que sigue más vigente que nunca.
¿Conversaciones con los postes?
Tal cual.
Marc-Andre Fleury, ha sido famoso por besar a sus postes después de alguna salvada importante o triunfo especial. De igual forma, se ha visto a otros porteros hacer algo similar, como el recién retirado Pekka Rinne en incluso al actual bicampeón, Andre Vasilevskiy.
Pero mucho antes de ellos, la leyenda Patrick Roy confesó tener pláticas con los postes de sus arquerías, algo que el jugador inició como novato en los playoffs de 1986, como método de inspiración para mejorar su nivel. "Ellos sólo me contestaron con 'Ping', pero vaya que sirvió", declaró el guardameta en aquel entonces.
Roy terminó alzando la que fue la primera de sus cuatro copas en aquel año, para dar inicio a una carrera que incluyó tres trofeos Vezina, entre otros logros.