Esta es la historia de un líder nato, quien viene de guiar a su selección nacional a la Final un Mundial, contra todos los pronósticos, con la voluntad de animar a sus paisanos a saltar con pasión a las pistas de hielo.
Siempre contra los 'grandotes'
Jack Rullan nació en San José, California, pero comenzó a patinar a los 3 años en una pista de la Ciudad de México por decisión de su abuelo, para buscar lidiar con su hiperactividad. Solo seis meses después ya estaba probando suerte en el hockey junto con su hermano menor, Max, quien hasta la fecha es su compañero en las selecciones nacionales.
"Desde que pisamos el hielo nos encantó a los dos", comentó Rullan. "Éramos tan chiquitos que no había equipamiento que nos quedara".
El equipamiento al que Jack hacía referencia tuvo que sustituirse con espinilleras hechas de cartón y cinta adhesiva, jerseys engrapados para compensar el tamaño y shorts que les llegaban hasta los tobillos. Fue así como Jack y su hermano siempre jugaron con niños más grandes, ya que a inicios del siglo XXI no existía todavía la categoría 'mini' en México.
A pesar de la diferencia de edad, Jack ganaba muy seguido reconocimientos como campeón goleador, mejor defensa o jugador más valioso en torneos locales e internacionales. Todavía recuerda cómo la gente le hacía comentarios sobre lo que podía hacer estando "tan chico", dejando ver su creatividad y habilidad.
"Al entrenar con niños más grandes sabía que no dependía de nadie más que de mí si quería sobresalir", mencionó Jack. "No importaba el peso o la edad, porque adentro del hielo todos somos jugadores".