Es desde la portería, con liderazgo, salvadas providenciales y oportunas, que los Canadiens han edificado una confianza que los tiene en el umbral de volver a su primera Final de la Copa Stanley desde 1993, año en el que capturaron el último de sus 25 trofeos (líderes históricos de la NHL) y, de manera coincidente, la última vez que un equipo ubicado en Canadá levantó el premio mayor.
"(Price) es solidez, está realmente en la zona y realmente quiere ganar", comentó el delantero de Montreal, Phillip Danault. "Él nos da la oportunidad de ganar en cada partido. Nos da alas".
Sin dejar de lado la sólida aportación que jugadores como Tyler Toffoli, Nick Suzuki, Corey Perry o Eric Staal han tenido en la presente postemporada para los Canadiens, es inevitable poner por encima de todos a Price, y es algo que desde el otro frente de batalla, es decir, desde la banca de los Vegas Golden Knights, también saben que si pretenden avanzar, será venciendo al veterano y embalado guardameta de Montreal.
Islanders, la estructura ante todo
Mucho se hablaba de las preocupaciones por las supuestas falencias de los Islanders en el terreno ofensivo como un obstáculo para, primero, eliminar a los Pittsburgh Penguins, y luego, a los Boston Bruins. Se decía anticipadamente que New York echaría mano de su estructura compacta, de pelear en las tablas, de cruzarse sobre las líneas de pase y sacrificar el cuerpo bloqueando tiros para coquetear con el éxito.
Aún cuando parte de ese prejuicio es verdad, porque es la esencia del estilo de los Islanders, un hockey de dientes apretados, basado en un orden defensivo y en cumplir a cabalidad esas pequeñas cosas que marcan diferencia en los juegos importantes, como el sacrificio y la disciplina, todo eso se potencia gracias al extra que les brindó su inesperado poder ofensivo.