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Boris Dorozhenko es reconocido en la actualidad como uno de los coaches de hockey infantil y juvenil más prominentes en los Estados Unidos. Entre sus logros se encuentra el haber sido mentor de jugadores actuales de la NHL como Auston Matthews y Claude Lemieux.

Pero antes de establecer sus campamentos en Arizona, Boris tuvo un exitoso paso por México, donde fue parte integral del desarrollo de este deporte durante el boom de finales de los noventas.
En la primera de dos partes, hablaremos de la enorme huella que Boris Dorozhenko pudo dejar en el hockey mexicano.
SU LLEGADA A MÉXICO
Boris Dorozhenko llegó a México a mediados de los noventa procedente de Ucrania, gracias a una oferta de trabajo como maestro de matemáticas en una universidad privada. Atrás habían quedado sus tiempos como jugador de hockey profesional en la Unión Soviética, donde pudo convivir y enfrentar a figuras de la talla de Igor Larionov o Slava Fetisov, leyendas de los Detroit Red Wings.
La difunta liga soviética era comparable con la NHL en cuestión de calidad, pero no en lo que a la paga se refería. Desafortunadamente, los problemas económicos de una enorme nación en agonía hicieron que Boris buscara nuevos horizontes.
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"Me encantaba jugar, pero no había seguridad económica,"comentó Dorozhenko. "Por eso busqué un mejor salario y mejor vida en México"
Pero poco después de su llegada a un nuevo país, y en cuanto empezó a aprender más del idioma, su vida daría pronto otro giro. El entonces profesor quedó sorprendido de encontrar una pista de hielo al poniente de la ciudad, y de inmediato sintió la necesidad de ofrecer su servicios como instructor.
"El deporte me ganó y empecé a dedicar más tiempo al hockey, me involucre más y más," dijo el reconocido entrenador. "Empezó a crecer el deporte (en México) y encontré mi pasión en enseñarlo."
SU PLAN DE TRES PUNTOS
No pasó mucho tiempo para que Boris renunciara a lo académico y se dedicara exclusivamente a entrenar a los niños y jóvenes mexicanos. Al evaluar las necesidades de los chicos, de inmediato listó un plan de tres categorías para hacer de ellos verdaderos jugadores de hockey.
En primer lugar, había que aplicar la parte técnica para que pudieran patinar competitivamente.
En segundo, que los niños pudieran interesarse por el deporte, viendo la NHL por televisión, pues la mayoría de ellos contaba con cable o antenas parabólicas.
El tercero y más importante era el tener competencia, el tener una liga interna y poder jugar en otros países siendo parte de torneos internacionales.
El plan fue exitoso y un par de años después, Boris fue nombrado director técnico de selecciones nacionales. Inmediatamente, su intención fue llevar a los niños a jugar a California antes de campeonatos mundiales, para analizar en qué nivel estaban y a que podían aspirar.

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Entre sus más cálidas memorias se encuentra la primera participación en un torneo internacional con un equipo de la categoría Peewee en Quebec, donde pudieron sacar una sorpresiva victoria de 6-5 ante un equipo local. Los efectos de su arduo régimen de entrenamiento seguían dado fruto.
"Lo primero que les dije es que quería subir el nivel de patinaje," recordó el ucraniano. "(Implementé) entrenamientos extra a las 6 de la mañana"
Aparte de las intensas sesiones, Boris aplicó sus conocimientos matemáticos a su estrategia, pero igualmente importante fue un plan de análisis psicológico para poder conocer a fondo a cada uno de sus pupilos y así sacarles el mejor provecho.
EL ADIÓS A UN QUERIDO PAÍS
Los resultados siguieron dándose y ya durante el siglo XXI, formó equipos en México que lograron ganar campeonatos nacionales, y continuó con su estrategia de darles roce internacional. Tales éxitos no solo darían al hockey mexicano su primer reconocimiento en otros países, sino que también provocaron que mucha gente pusiera su atención en Boris.
"Ganamos varios partidos en Arizona y ahí mucha gente volteo (a vernos)," mencionó Dorozhenko." No podían creer que equipos de México llegaran a ganarles."
Fue ahí donde Boris decidió organizar campamentos en Estados Unidos, empezando a trabajar con niños que tendrían su futuro en la NHL como Auston Matthews y Claude Lemieux. Sus resultados fueron notables, y las ofertas de trabajo empezarían a lloverle, hasta que aceptó una vez más cambiar de aires y establecer una nueva residencia en Phoenix.
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"En México tenía muchos seguidores, buenos resultados, la vida estaba establecida," platicó Dorozhenko. "Para mí fue un paso muy fuerte."
Boris nunca podrá olvidar lo que México representó para su vida, personal y profesionalmente hablando. Al igual que cientos de niños y jóvenes mexicanos nunca podrán olvidar todas las enseñanzas, los entrenamientos y la influencia que el entrenador Ucraniano tuvo en ellos.
"La mayoría de mis experiencias en México fueron muy agradables," nos comentó emocionado. "Mantengo un gran cariño y sigo ayudando a sus jóvenes"
En la segunda parte de la historia, hablaremos de como Boris se estableció en los Estados Unidos y pudo impulsar a una joven promesa de ascendencia mexicana, llamada Auston Matthews.