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Han pasado 25 años de aquel domingo 18 de abril de 1999, cuando Wayne Gretzky disputó su último partido en la NHL. Su legado y estadísticas lo separan del resto y por tal razón, NHL.com/es dedicará una entrega mensual con las opiniones de figuras del pasado, presente y también números que resalten los aportes del “Great One” y cómo su impacto se extiende actualmente dentro de la liga.

Sonaba el clásico “I Don’t Wanna Miss a Thing” de la icónica banda, Aerosmith, cuya traducción al español, se puede interpretar como “no me quiero perder nada”. Y fue así, con ese ambiente de emoción y nostalgia dentro del Madison Square Garden, que llegó a su fin la carrera del jugador más grande de todos los tiempos, después de una derrota de su equipo para en ese entonces, los New York Rangers con pizarra de 2-1 en tiempo extra ante los Pittsburgh Penguins, aunque el resultado del juego fue lo menos importante. 

Tras finalizar el encuentro, Gretzky patinó al centro de la pista y allí, saludó a los jugadores rivales, entre ellos, Jaromir Jagr, capitán de los Penguins durante el año de 1999 y quien había sido el anotador del gol que le dio la victoria a Pittsburgh en la prórroga.

Gretzky aumenta la ventaja con Hat-Trick

“Para ser honesto, en ese momento yo era un depredador y realmente mi enfoque principal era que habíamos ganado el último encuentro de la temporada regular y había que prepararse para los playoffs. Creo que uno debe respetar el juego y entregarse por completo, sin pensar mucho en lo que rodea el momento”. Expresó Jagr, sobre el episodio de aquel entonces, en el que Gretzky, le dijo “Ahora el legado continúa contigo”. 

Sin embargo, el checo y dos veces campeón de la NHL, no le quitó el carácter especial a lo vivido. “Ahora, 25 años después, te das cuenta de lo importante que fue haber enfrentado y ser parte del último juego de Wayne Gretzky, simplemente te impacta de forma diferente y entiendes la grandeza de lo que sucedió aquella noche”. 

Fiel a su estilo productor, Gretzky se hizo sentir en el marcador cuando faltaban 30 segundos para el cierre del segundo período, iniciando una jugada en Power Play que terminó con el gol del defensa e integrante del Salón de la Fama, Brian Leetch, quien consiguió el tanto del empate para Nueva York 1-1, pero quizás más importante, fue la asistencia número 1963 en la carrera del ícono del hockey, cifra con la que históricamente lidera la liga en ese departamento. 

Y es que el instinto de facilitador mostrado por Gretzky, no sólo quedó comprobado sobre el hielo, pues el actual Entrenador Asistente de los Calgary Flames, Marc Savard, fue compañero del delantero y estuvo con Gretzky por 19:40 minutos, defendiendo la camiseta de los Rangers, durante aquel memorable partido. 

“Fue especial. Creo que en la noche anterior jugamos en Ottawa y hubo una ovación imparable. Por eso sabíamos que cuando nos tocaba regresar a casa para el último juego de él, iba a ser algo grande. Lo que más recuerdo era que le colocó cinta a una gran cantidad de bastones que nos iba a regalar a todos, después de tocar el hielo con cada uno de ellos, de hecho todavía tengo el mío”.

En la portería rival de los Penguins, estaba Tom Barrasso, quien admite que sólo tenía un objetivo en mente. “Recuerdo que estaba enfocado en no permitirle que anotara un gol, ni tampoco quería que ellos ganaran. No puedo precisar otros detalles del juego, porque para mí lo más importante era despedirme de él con mi mejor esfuerzo. Hay cosas en la carrera de uno que nunca se olvidan y ése momento, en una de ellas sin dudas”.

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Si alguien sabe lo que fue enfrentar a Gretzky, es el integrante del Salón de la Fama, Martin Brodeur, quien sigue siendo el portero con más victorias en la historia de la NHL, pero en la noche del 18 de abril de 1999, el guardameta, quien para ese entonces formaba parte de los New Jersey Devils, acudió al Madison Square Garden, como un aficionado más del hockey. 

“¡Yo estuve allí!. Como jugador de la NHL, es raro ir a un partido de hockey a ver a tus rivales, pero yo sabía que ése iba a ser un momento especial en la historia de este deporte. Por eso, sabiendo que vivía muy cerca y teniendo el día libre, acepté la invitación de un amigo para ver el partido y quedarme sorprendido de saber que sería su último juego. De verdad que habría que estar allí para entender la magnitud de ese episodio”. 

Más que hockey… Un ícono 

Las festividades previas al partido incluyeron mensajes grabados en video de Gordie Howe, el jugador preferido de Gretzky y al momento de soltarse el disco, los reflectores de las cámaras se hicieron sentir en cada una de las 22 veces que el delantero saltó a la pista para completar su turno en el hielo. 

Un aspecto cómico fue que Gretzky usó un palo diferente para cada uno de sus 22 turnos, lo que significa que 22  bastones quedaron disponibles para los coleccionistas por un precio considerable. Adicionalmente, Gretzky lideró a todos los delanteros durante aquella noche de abril con un tiempo de 22:30 minutos sobre la pista.

John MacLean, quien fue compañero de línea de Gretzky con los Rangers y estuvo en el hielo, cuando “The Great One” consiguió su último punto, destaca el impacto del delantero como fenómeno cultural sobre el juego de hockey, demostrado por la gran cantidad de celebridades, canciones y dedicatorias de todas partes, para celebrar el juego final. 

“La noche anterior en Ottawa fue indescriptible, porque fue su último juego en Canadá y eso se transformó en que todo el país sabía que se iba a retirar. Pero luego ver a una ciudad como Nueva York paralizada, te hace darte cuenta de lo que él fue para este deporte. Todo pasó de un momento divertido, al hecho de entender que el mejor jugador de todos los tiempos ya no iba a estar más allí. Creo que pudo haber estirado su carrera, pero los estándares de él eran muy altos y por eso la terminó a su manera”.

Otro jugador activo en la temporada de 1999 fue Paul Coffey, quien a pesar de ser parte de los Carolina Hurricanes, asistió al juego por pedido personal de Gretzky, con quien ganó tres veces la Stanley Cup en su tiempo con los Edmonton Oilers. “Recuerdo que cuando Wayne me llamó, dejé todo lo que estaba haciendo para ir a ese partido, el tiempo vuela, pero en ese momento se detuvo”. Expresó Coffey, integrante del Salón de la Fama y ganador del trofeo Norris como el mejor defensa de la liga en tres oportunidades.

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Momentos finales

Una de las muchas habilidades inexplicables de Gretzky, era la de estar vestido con su traje y esperar a los medios de comunicación cuando se abría el vestuario después de un partido. Ese no fue el caso el 18 de abril de 1999. Y es que en aquella ocasión, Gretzky se quedó mucho rato sobre el hielo, saludando a la afición, abrazando a antiguos compañeros como Mark Messier con quien ganó cuatro copas en Edmonton y finalmente recibiendo a su familia sobre el hielo, mientras en el fondo, se escuchaba una de las canciones más populares de la época “You’re Still The One” (“Eres el único”), entonada por Shania Twain.

Después, al momento de realizar su última conferencia de prensa, Gretzky admitió que "Probablemente, no quiero quitármelo", en referencia a la razón por la que no se cambió de ropa. "No me lo voy a poner nunca más". Agregó un emocionado hombre, quien entre lágrimas resaltó que “Como niño, crecí amando este juego, tuve suerte y Dios me dio pasión por él". 

Pero después de las emociones sobre el hielo, leyendas del hockey se unieron a los New York Rangers para una fiesta especial, la cual incluyó a varios jugadores del equipo rival, los Penguins, así como a Mario Lemieux, quien estuvo presente en la arena como invitado. “Hubo problemas con nuestro avión y el viaje fue postergado, por lo tuvimos la oportunidad de ir y fue bueno, porque se sintió como una reunión de amigos despidiendo a uno de los nuestros”, puntualizó Barrasso para coronar aquel episodio.

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