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La historia de la National Hockey League es una de las más convincentes de los principales deportes profesionales. Cada semana, NHL.com/es te lleva al interior de la fundación y evolución de la liga, con episodios puntuales. En esta entrega, la mirada se enfoca en los porteros más grandes que ha visto la liga.

Por un breve momento, imagine a un jugador con amplia capacidad para patinar sobre el hielo de forma rápida, sin tomar descanso en la banca y que, con una indumentaria con un peso superior a las 50 libras (22 kilogramos), tenga la responsabilidad de rescatar o preservar la victoria de su equipo, tanto en la ronda regular, como en la final de la Stanley Cup.
Si ya completó el ejercicio, entonces lo felicito, pues ha logrado entender el impacto que tienen un portero dentro de la estructura del hockey sobre hielo, cuya fundación no ha cambiado y por ende, la importancia de los guardametas cada vez más se evidencia con el pasar de los años.
Muchas de las dinastías en la historia de la NHL, deben su éxito a los arqueros. ¿Podrían los Islanders haber ganado cuatro copas seguidas sin Billy Smith? ¿Qué hubiese sido de la historia de los Oilers de Gretzky sin Grant Fuhr?, o quizás, ¿Fue coincidencia que Martin Brodeur haya llegado a New Jersey y de pronto el equipo consiguió su primer título? La respuesta es simple: No hay fórmula ganadora en el hockey, sin un buen portero.

Una mirada a los mejores 16 arqueros de todos los tie

Por más de 100 años, muchos han sido los guardametas que han destacado y determinar al mejor de todos los tiempos será una tarea difícil, pero gracias a la magia de los números, se puede encontrar la forma. No obstante, la siguiente lista, no representa un ranking de importancia, sino un orden cronológico con las principales figuras que han dejado una huella imborrable en la posición.
Georges Vezina, Montreal Canadiens
La historia comienza con un portero que, por nueve años, simplemente dominó su red como nunca antes visto, jugando a través del dolor, lesiones, sin máscara protectora y cuyo carácter quedó evidenciado hasta su último partido en la temporada 1925-26, cuando a pesar de colapsar tras sufrir una hemorragia arterial, se negó a abandonar la pista.
En nueve años en la liga, disputó 190 encuentros en la ronda regular, ganado 103 de ellos y en la postemporada, vio acción en 13 compromisos, dejando marca de 10-3, para conseguir alzar la Stanley Cup en dos ocasiones.
Su promedio de 1.97 goles en contra en la campaña de 1923-24, fue el primero por debajo de 2.0 en la historia de la liga, y en su primer partido de los playoffs, registró 78 paradas para blanquear a los Ottawa Senators.
Vezina fue un guerrero hasta el final, incluso tras ser notificado por el cuerpo médico que sufría de una tuberculosis en estado terminal, el jugador insistió en que ninguno de sus compañeros de equipo fuera notificado antes de su partido, por temor a distraerlos. Falleció silenciosamente a la temprana edad de 39 años, siendo uno de los mejores porteros de todos los tiempos.
Su legado quedará marcado para siempre, pues no solamente fue uno de los 12 jugadores originales elegidos para el Salón de la Fama del Hockey, con una racha de 367 partidos consecutivos para los Canadiens, sino también porque hoy en día, su nombre está en la mente de todos los porteros de la liga, pues aquel que logre el mejor desempeño en una temporada, recibe el Vezina Trophy, cuya primera entrega, data desde la campaña de 1926-27.

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Cecil "Tiny" Thompson, Boston Bruins- Detroit Red Wings
Durante la década de 1930, ningún portero ganó más partidos que el guardameta canadiense, quien desafió la lógica, al medir sólo 5'9 pies de altura (1.75 metros), pero gracias a su corazón competitivo construyó un legado más grande que su apariencia física, consiguiendo 220 victorias durante su etapa, perdiéndose sólo un juego en 10 temporadas.
A lo largo de su carrera, lideró la liga tres veces en promedio de goles en contra y en los partidos correspondiente a la final de la Stanley Cup, limitó a sus rivales a sólo 1.88 anotaciones, ganando el campeonato en su primera temporada con los Bruins y en la segunda, consiguió 14 triunfos al hilo, para terminar recibiendo el trofeo Vezina, distinción que obtuvo cuatro veces en su carrera.
Los libros de historia ubican a Thompson, como uno de los pioneros de la posición, gracias al empleo de su guante para atrapar el disco.

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Primera era dorada: La década de 1950
Sin faltarle el respeto a Frank Brimsek, el arquero más ganador de los años cuarenta, con dos campeonatos de la Stanley Cup con los Bruins, habría que dar el salto hasta lo vivido a partir de la temporada de 1953-54, cuando la NHL vivió su primer gran cambio en la portería, con la llegada de Jacques Plante, el hombre que finalmente estableció el empleo de la máscara para los guardametas en la liga.
La historia de Plante va más allá de haber implementado el uso de la careta, cuestión que por cierto, tuvo dos motivos; evitar lesiones y también llamar a la buena suerte, pues fue debido a una racha ganadora que el jugador insistió en utilizarla, logrando convencer a su entrenador, el legendario Toe Blake con los Montreal Canadiens, de poder seguir jugando con su rostro cubierto.
Por encima de todo, Plante cambió la manera de jugar la posición, moviendo el disco fuera de su área, empleando su bastón (stick) como instrumento de pases y siendo un Mariscal desde la portería, gracias a la constante comunicación con sus compañeros. Su talento y carácter lo llevaron a ganar seis veces la Stanley Cup, siendo pieza central en la dinastía de los Canadiens.
A nivel individual, Plante lideró la liga ocho veces en promedio de goles en contra y en cinco de ellas, en cuanto a porcentaje de salvamentos. Además, ganó siete veces el Vezina Trophy, lo cual se mantiene como un record en la NHL y en 1962, se convirtió en el cuarto guardameta en ganar el trofeo Hart, como el Jugador Más Valioso de la liga, uniéndose a Roy Worters, Chuck Raynes y Al Rollins.
En adición a lo hecho por Jacques Plante, el nombre de Terry Sawchuck estará por siempre ligado a los mejores arqueros de todos los tiempos, gracias a una durabilidad incuestionable que se extendió por 21 años, ganando tres campeonatos con los Detroit Red Wings y otro más en 1967, que se mantiene como el último título conseguido por los Toronto Maple Leafs, hasta la fecha.
Durante los playoffs de 1951-52, la actuación de Sawchuck fue única para todas las edades, ya que permitió solo cinco goles en un lapso de ocho juegos, registrando cuatro blanqueadas que lo convirtieron en el motor de los Red Wings, para barrer tanto a los Toronto Maple Leafs como a los Montreal Canadiens en camino a la Stanley Cup.

Sawchuck

Por tremenda que haya sido su carrera y su juego, su historia es una de tragedia y sacrificio supremo en nombre del éxito del equipo. Numerosas lesiones pasaron factura, robando lentamente a Sawchuk su salud y su forma de vida, pero nunca le impidieron uniformarse para su equipo.
Traspasado a los Boston Bruins en el verano de 1955, Sawchuk contrajo mononucleosis a fines de 1956 y se retiró del hockey después de una larga lucha con su salud. Sawchuk regresó tras ser adquirido por los Red Wings en 1957, jugando otras siete campañas, antes de ser reclamado por Toronto en el Draft interno de la liga.
A la edad de 37 años, Sawchuk compartió la red con Johnny Bower para entregar un campeonato de la Stanley Cup a los Maple Leafs. Ambos guardametas se encuentran en el Salón de la Fama.
La carrera de Sawchuk terminó en 1970 y además de sus cuatro coronas, ganó el Calder Trophy, como el mejor novato de la temporada 1950-51, así como cuatro galardones del Vezina Trophy (tres con Detroit y otro con Toronto).
Glenn Hall "Mr. Goalie"
Cuando los Chicago Blackhawks conquistaron el campeonato de 1961, terminaron con una sequía de 23 años sin poder ganar la Stanley Cup y en medio de aquel grupo, destacó el aporte de un portero que en los playoffs de ese año, registró el mejor porcentaje de salvamento de la liga con .937, así como ocho triunfos en 12 encuentros, además de limitar a sus rivales a sólo 2.22 goles por partido.
No obstante, el impacto de Hall, conocido frecuentemente como "Señor Portero", trascendió los logros y fue gracias a su durabilidad, que se convirtió en leyenda, alcanzando quizás una marca que jamás volveremos a ver en la NHL; 501 partidos de forma consecutiva.
Para entender a profundidad la hazaña lograda por Hall, considere que, si contamos los juegos de postemporada, la cifra aumenta hasta 552 encuentros, pero además, en 16 de sus 18 campañas en la liga, no se utilizaba la máscara protectora con regularidad (era opcional), lo cual convierte el hito en algo excepcional.

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Ken Dryden: el profesor de la portería
Desde 1971 hasta 1979, sólo Tony Esposito ganó más juegos que el ex guardameta de los Montreal Canadiens y si bien, Esposito, leyenda con los Chicago Blackhawks, es un integrante del Salón de la Fama, lo hecho por Dryden durante aquellos años generó un impacto mayor a nivel colectivo, conquistando seis títulos de la Stanley Cup, incluyendo cuatro de forma consecutiva, para sellar su retiro al culminar la 1978-1979.
La carrera de Dryden fue única. Tras ser elegido en el Draft de 1964 por los Boston Bruins, el jugador optó por estudiar y conseguir una licenciatura en Letras en la Universidad de Cornell, donde también vio acción sobre el hielo hasta que se graduó en 1969.
Su debut en la NHL ocurrió en 1971 y a pesar de sólo disputar seis juegos, sus seis victorias, con porcentaje de salvadas de .965, convencieron al entrenador de los Canadiens Al MacNeil de utilizarlo como titular en la postemporada, instancia en la que ganó 12 de sus 20 partidos, llevando a Montreal al campeonato.
Las únicas condiciones en el debut de Dryden, le permitieron ganar la Stanley Cup y el trofeo Conn Smythe (Jugador Más Valioso de los playoffs) ante de recibir el Calder Trophy, como el novato del año en la campaña de 1971-72. Sobre la pista, destacó por sus paradas con el guante, protectores de las piernas y por una imponente postura de descanso sobre su bastón (stick) que se convirtió en tradición en la liga.
En sólo ocho años de carrera, Dryden logró todo lo que pudo haber aspirado. Durante la mitad de su trayectoria, lideró la NHL en promedio de goles en contra y en otras tres ocasiones, fue el guardameta con el mejor porcentaje de salvamento. Cuando no jugaba, solía asistir a los partidos y desde las gradas, destacaba por su llevar una libreta y un bolígrafo para tomar nota, una estrategia que le permitió desmantelar unidades de grandes ofensivas, como los Bruins de Bobby Orr.

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Bernie Parent: La cara del éxito en Philadelphia
La última vez que los Flyers consiguieron ganar la Stanley Cup fue hace 46 años, pero por dos temporadas, el conjunto del estado de Pennsylvania se estableció como el mejor de la liga, gracias a contar con el único portero de la historia en ganar dos veces el Conn Smythe Trophy, como el Jugador Más Valioso de la postemporada de 1974 y 1975.
Ampliamente considerado como uno de los mejores porteros a mediados de los 70, una lesión en la espalda frenó su progreso en 1974. Poco después de este problema, un desafortunado incidente con el palo del delantero de los New York Rangers, Don Maloney, obligó a Parent a dejar el juego para siempre, tras recibir una cortadura en el ojo derecho.
No obstante, el guardameta ganó dos veces el trofeo Vezina y fue exaltado al Salón de la Fama.
Grant Fuhr y Billy Smith, los héroes silentes
Dos franquicias dominaron el hockey durante la década de los años '80; New York Islanders y los Edmonton Oilers. Si bien la era está definida por los goles de Mike Bossy (New York) y los puntos de Wayne Gretzky (Oilers), sólo por mencionar algunas referencias, no cabe duda de que sin el aporte de los dos arqueros de estos conjuntos, quizás hoy en día, las franquicias no contarían con el respeto histórico que ostentan.
Primero esta Smith, quien en la temporada de 1979-80, tuvo una modesta participación con los Islanders en la ronda regular, pero en los playoffs, se creció con 15 triunfos en 20 encuentros para ayudar a la franquicia a conseguir el primero de cuatro títulos de forma consecutiva.
Lo que siguió, fue la consolidación del guardameta entre los mejores de todos los tiempos. En la 1981-82, lideró la liga en triunfos con 32, fue seleccionado al juego de Estrellas y en la postemporada repitió como el portero más ganador, con 14 lauros, además de 393 salvadas, la cifra más alta en esa instancia. Tras conquistar el tricampeonato, Smith se alzó con el trofeo Conn Smythe en los playoffs de 1983, frenando en la final a los Oilers de Gretzky y Mark Messier, para completar la hazaña de ganar cuatro copas de forma consecutiva.
El momento de los Islanders, fue sucedido por el éxito de los Oilers y allí, en medio del aporte ofensivo de Gretzky, Messier y Jari Kurri, así como la defensa de Paul Coffey, destacó la carrera de Grant Fuhr, quien pasó a la historia como el primer jugador afrodescendiente en ser seleccionado al Salón de la Fama.
Fuhr destacó por tres características fundamentales; rapidez, seguridad y habilidad con el stick, para incorporar a los defensas en la creación de jugadas desde su zona. Su mejor temporada fue la de 1987-88, cuando lideró la liga en victorias con 40, salvadas totales con 1820 y blanqueadas con cuatro, ganando el Vezina Trophy en aquel año.
Al igual que Smith, conquistó cuatro veces la Stanley Cup y fue seleccionado al Juego de Estrellas en seis oportunidades.

Grant Fuhr Blues 1996

La época de ensueño: 1990
Y finalmente llegamos quizás a los tres más grandes de todos los tiempos, aunque el propósito del ejercicio no es jerarquizar, sino más bien viajar por la historia, el impacto de Dominik Hasek, Martin Brodeur y Patrick Roy, ubica al tridente como los mejores en su posición en cualquier debate, escrito o verbal, relacionado al hockey.
Por orden cronológico, comenzamos con el nativo de la provincia de Quebec, quien ganó la Stanley Cup, en tres décadas diferentes.
Seis años después del retiro de Ken Dryden, los Canadiens encontraron la solución para terminar con la sequía de campeonatos, en Patrick Roy. Al igual que Dryden, Roy enfrentó la presión desde su primera campaña y en los playoffs de 1986, lideró la liga con 15 victorias, incluyendo la única blanqueada en esa instancia, para traer de vuelta la Stanley Cup a Montreal y ser elegido como el Jugador Más Valioso de la postemporada.
Durante sus cinco años iniciales en la liga, Roy siempre ganó trofeos. Además del Conn Smythe en 1986, se llevó el Jennings Trophy tres veces de forma consecutiva, tras ser el portero con menos goles permitidos, en adición a dos trofeos Vezina, también en campañas corridas.
En 1993 ganó su segunda Stanley Cup con Montreal, año en que volvió a ser reconocido como el mejor de su equipo en los playoffs, ganando el Conn Smythe Trophy. Pero la historia con la franquicia no tuvo un final feliz, después que el 2 de diciembre de 1995, el entonces entrenador de los Canadiens, Mario Tremblay, decidió dejarlo sobre la pista ante los Detroit Red Wings hasta que permitió nueve goles.
Durante su caminata por el banquillo, Roy habló con el Presidente de Operaciones de los Canadiens, Ronald Corey, a quien le pidió ser traspasado de equipo. Cuatro días después, el portero fue cambiado al Colorado Avalanche, equipo de expansión en la 1995-96, donde se unió a Joe Sakic y Peter Forsberg, para ganar la Stanley Cup en el primer año de la franquicia.
Su último título de la Stanley Cup, representó el segundo con Colorado y a la vez, el tercer trofeo Conn Smythe para Patrick Roy, quien ostenta el record de más galardones de ese tipo. Al momento de su retiro en 2003, el canadiense era el portero con más victorias en la temporada regular con 551 y se mantiene como el arquero más ganador en los playoffs, con 151 triunfos.
Ahora, es momento de hablar del Dominator.
Leyenda con dos franquicias; Buffalo Sabres y Detroit Red Wings, Dominik Hasek fue el primer y hasta ahora, único jugador en ganar los trofeos Hart (MVP) y Vezina en años consecutivos.
El guardameta checo pudo haber sido el mayor secreto guardado de la liga a principios de los 90, y era relativamente desconocido cuando fue incluido como relevo de Ed Belfour en el cuarto juego de la final de la Stanley Cup de 1992. Su estilo único y poco ortodoxo enamoraron a la gerencia de los Sabres, quienes lo firmaron y con él, ganarían su primer y único título de la Conferencia Este, antes de sucumbir en la final de 1999, en medio de una controversial decisión que aun en la actualidad, es motivo de dolor en el área neoyorquina.
Su hazaña más notable pudo haber tenido lugar en los Juegos Olímpicos de Nagano de 1998, cuando llevó a su equipo checo a la medalla de oro, lo que motivó a Wayne Gretzky a etiquetarlo como "el mejor jugador del hockey". Creador de los famosos
"Hasek-flops" (volteretas), el arquero nunca abandonó el sueño de ganar la Stanley Cup y pidió ser traspasado, incorporándose a los Detroit Red Wings en la temporada 2001-02.
Durante su primera campaña con el equipo del estado de Michigan, al que llegó tras haber ganado seis veces el Vezina Trophy con Buffalo, Hasek comandó la liga con 41 triunfos y en ruta hacia su primer título de la Stanley Cup, el checo totalizó seis blanqueadas en la postemporada, antes de alzar la copa.
Hasek se retiró en 2008, una vez más ganando el campeonato con Detroit, dejando un legado que además de los títulos, incluye el haber revolucionado la posición a tal punto que hoy en día, jóvenes aspirantes a ser porteros en la NHL, utilizan el "Dominik-Way" (estilo de Hasek) como fuente de inspiración.

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Y nuestro viaje en el tiempo, termina con Martin Brodeur.
Nadie, en la historia del hockey sobre hielo, ha ganado más juegos como portero que el ex guardameta de los New Jersey Devils y St. Louis Blues (por los últimos 15 partidos de su carrera), quien sumó 691 victorias en la temporada regular.
La radiografía de los impresionantes números de Brodeur incluye tres títulos de la Stanley Cup, un trofeo Calder como el mejor novato de la campaña en 1993-94, nueve selecciones al Juego de Estrellas, cinco trofeos Jennings, como el arquero con menos goles permitidos, además de cuatro galardones del Vezina Trophy.
Curiosamente, Brodeur nunca pudo conquistar el Conn Smythe Trophy, como el MVP de la postemporada, pues en ninguno de sus tres campeonatos; 1995, 2000 y 2003, recibió la distinción, a pesar de comandar a todos en su posición durante aquellos playoffs en victorias y blanqueadas, incluyendo la última con siete, siendo un récord que se mantiene vigente.
Brodeur creció admirando a Patrick Roy, a quien superó en partidos jugados, minutos, victorias, pero más allá de cualquier animosidad, entre ambos destacó el respeto y sobre el hielo, cada uno pudo desarrollar su estilo diferente. En el caso de Brodeur, destacó también su agresividad a la ofensiva, pues sus tres goles, dos en la ronda regular y otro en la postemporada, lo ubican como el portero con más anotaciones de todos los tiempos.
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Los números de Brodeur evidencian una notable capacidad para manejar el disco, a tal punto que para el 2005, la liga implementó la Regla del Trapecio (27.8), que establece que un arquero no podrá jugar con el puck, fuera del área designada detrás de la red, excepto dentro de las líneas que comiencen a seis pies (6 ') de cualquiera de los postes de la portería y se extiendan en diagonal a puntos separados por veintiocho pies (28') en las tablas de los extremos. La normativa se conoce informalmente como "The Brodeur Rule".
El fascinante capítulo de los porteros de la NHL siempre estará en movimiento, pues una nueva generación ya se encuentra a las puertas de integrar la grandeza de esta posición; Marc-Andre Fleury, Andrey Vasilevskiy, Tuukka Rask, Carey Price, sólo por mencionar algunos de los ya consolidados.
Una vez más, esperamos que haya disfrutado nuestro viaje por la historia de la NHL.