Sin embargo, al pasar de las semanas del joven torneo, ese impulsó inicial se fue deteriorando. Tras el primer mes de acción los malos resultados ya eran más frecuentes. Cayeron hasta la parte media de la tabla de la Metropolitan Division. En este mes no habían sido capaces de ganar.
Y para colmo de males, entraron a la jornada del lunes arrastrando una seguidilla de cuatro derrotas (Vs. New Jersey, Philadelphia, Rangers y Ottawa). En este paso varias cosas hicieron que se prendieran los focos rojos de alarma.
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Para empezar, exhibieron un hockey bastante desbalanceado. Solo fueron capaces de producir siete goles y su defensa recibió 17 tantos. Y esto se volvió mucho más preocupante considerando que todos los cuatro equipos contra los que cayeron se encontraban debajo de ellos en la tabla de posiciones.
CUENTAS PAGADAS
Iban a enfrentar a su último rival, los Ottawa Senators, que los habían goleado 4-1 el sábado.
Carolina tenía sed revancha, pero estaban conscientes que sufrían de problemas profundos que tenían que corregir.
"Como equipo, queremos darles", dijo uno de los capitanes de los Hurricanes, Jaccob Slavin, previo al encuentro. "Pero no podemos preocuparnos por ellos. Tenemos que preocuparnos por nosotros y arreglar las cosas que nos están afectando".
Su entrenador, Rod Brind'Amour, no dudaba de la calidad del equipo pese a los resultados.
DESENFRENADOS
"Es un momento introspectivo para nosotros", contó. "Somos mejor de lo que hemos mostrado, pero lo que hicimos contra los Senators no es aceptable. Vamos a ver de que está hecho este equipo en el siguiente cotejo".
Y al parecer, las palabras de Brind'Amour resonaron con sus jugadores ya que, en el desquite con Ottawa volvieron a tomar fuerza como si estuvieran en aguas cálidas.